miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿Disfrutar de la Navidad?

Cada vez que se acercan estas fechas, las opiniones son encontradas. Hay personas que viven estas fiestas de una manera muy positiva, disfrutándola a cada momento, y sin que haya mayores problemas. Sin embargo, para otras puede ser una fuente de problemas y conflictos. Aquí van algunas pautas que creo pueden ser de ayuda:

1.- La perfección no existe. Está claro que son comidas especiales, y que nos gustaría que saliera todo bien. Pero parémonos a pensar ¿Tan horrible sería que la vajilla no fuese perfecta, que se nos tostara de más el asado, que nuestro herman@ llegue un poco tarde? Queremos llegar a todo, sin pensar que tenemos todo el derecho del mundo a equivocarnos, y que es imposible controlar todas las variables. La idea es intentar hacerlo lo mejor posible y disfrutar del momento, sin preocuparnos todo el tiempo en aquello que puede salir mal.

2.-Valoremos lo que otros hacen por nosotros. Si no organizamos las comidas y vamos “a mesa puesta”, no nos supone ningún esfuerzo el ayudar en lo que podamos y el comentar aquellos detalles que nos hayan gustado. Conseguiremos que la otra persona se sienta bien y esté más tranquila.

3.-A la hora de regalar, no siempre es mejor el regalo más caro, ni siempre encontraremos el regalo perfecto. Muchas veces se nos olvida que lo que más se valora es el que se hayan acordado de nosotros y el que se hayan molestado en pensar y buscar algo que no pueda gustar. Dado que no somos adivinos, siempre nos podemos equivocar.

 

4.- La vida no es como en los anuncios o en las películas. Está claro que hay familias que se llevan bien entre ellas y no hay roces cuando se reúnen , pero hay otras en las que no nos acabamos de llevar del todo bien con determinados miembros. No hay que obligarse a que sea la familia perfecta, simplemente intentar pasar un rato agradable. Céntrate en aquellas personas a las que si que te apetece ver y disfruta del momento. No vayas preparado a empezar una guerra, y no le des a esa persona que te cae mal el poder para hacerte sentir mal.

5.- No podemos obligarnos a ser felices porque sea una fecha determinada en el calendario. La clave está en intentar disfrutar, en centrarnos en aquellas personas y situaciones que nos gustan ( y que nos han gustado el resto del año) y el resto, si tiene que venir, vendrá.



6.- Nuestra vida no depende de una determinada cena o comida, aunque a veces nos sentimos como si así fuera. Puede que alguna de ellas haya sido desastrosa, pero puede que también otro momento que tengamos disfrutemos muchísimo, y sea el que recordemos con una sonrisa cuando pensemos en estas navidades.

7.- No tiene porqué gustarnos todo lo asociado a la Navidad, o no tenemos porqué ver el sentido que otros le ven. No nos quedemos sólo en lo malo, seguro que también hay cosas buenas (aunque no coincidan con las clásicas). El tener tiempo para hacer aquello que llevamos posponiendo para las vacaciones, el poder pasar más tiempo con quien queramos, el ver a familiares o amigos que viven lejos pero que vienen para las fiestas...etc. Busca lo bueno y céntrate en ello.


Espero que sirvan de ayuda. Tan sólo despedirme deseándoos a todos una Feliz Navidad.

lunes, 15 de diciembre de 2014

TOC, o cuando lavarse demasiado las manos puede ser un problema

Todo el mundo estamos de acuerdo en que el lavarse las manos en determinados momentos del día, es un buen hábito de higiene. Sin embargo si nos las lavamos quince veces al día, cuando recurrimos a desinfectante cada vez que lo hacemos, cuando evitamos tocar objetos o personas que consideramos pueden estar “contaminados”, ahí es cuando tenemos un problema.



Muchas personas, en mayor o menos medida tienen lo que comúnmente denominamos manías. Juan o Manuela son muy maniáticos, decimos. Y no nos extraña el ver que no pueden comer con la puerta abierta de la habitación o con el pan boca abajo. Y es verdad que siempre y cuando estas manías no interfieran en la vida cotidiana, podemos convivir con ellas. El problema es cuando empezamos a estar mas preocupados de ellas que de nuestro día a día, cuando interfieren en nuestras actividades cotidianas, ya sea transformándolas o simplemente, porque nos impiden el llevar una vida normal.

Es en estos casos cuando podríamos hablar de un Trastorno Obsesivo Compulsivo o TOC .

¿En qué consiste? En este trastorno de ansiedad, la persona tiene lo que se llaman obsesiones: pensamientos, imágenes o necesidades que se menten en su cabeza , generalmente sin sentido, y que no puede controlar. Dado que es muy desagradable estar todo el día preocupado por algo, la persona intenta resistirse o eliminarlos mediante lo que se llaman compulsiones.
Las compulsiones son pensamientos o acciones utilizadas para suprimir las obsesiones y que proporcionan alivio a corto plazo.

Por ejemplo, una persona puede tener una obsesión en relación a la limpieza. Se puede preocupar por si tiene las manos limpias, por los gérmenes que puede haber en ellas, por la suciedad que haya en lo que toca, por si puede sufrir una infección por ello...etc. Su manera de dejar de pensar en ello y de calmarse , es decir, su compulsión será lavarse las manos muchas veces, limpiar todo aquello que toca...etc.


Aquí, estamos aprendiendo a controlar la ansiedad que nos producen estas situaciones o pensamientos con unas acciones muy específicas (en el ejemplo, combatimos el miedo a contaminarnos lavándonos mucho las manos). Acciones que, a corto plazo, hacen que nos calmemos, pero que a largo plazo nos obligan a hacer siempre lo mismo para calmarnos y que cada vez nos va a exigir hacer más ( lavarnos las manos con alcohol o cada vez más veces).

Por supuesto, no todo el mundo que tenga una pequeña manía va a tener un TOC, pero debemos estar atentos por si esas manías van a más o si están haciendo que nuestra vida sea cada vez más complicada. Ya que si es así, debemos ponernos en manos de un buen profesional que nos pueda ayudar a controlarlo.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Problemas de alimentación en niños

Muchas veces, la hora de las comida con los niños pueden convertirse en un momento desagradable tanto para padres como para el propio niño. Por un lado, el niño aprende a asociar la comida con un momento desagradable del día, mientras los padres se desesperan buscando nuevas estrategias para conseguir que éste coma.

Aquí van una pautas generales que pueden ayudar a que este momento sea más agradable

  • Muy importante, armarnos de paciencia y no perder la calma. El que adquieran los hábitos que queremos es una carrera de fondo, en la que debemos mantenernos constantes en el objetivo que nos hayamos marcado. No se puede pretender conseguir todo en un día.

  • Es importante ir introduciendo poco a poco alimentos nuevos en su dieta, acostumbrándole a que pruebe de todo. Hay que prestar atención a la conducta que vean en los padres, ya que tenderán a imitarles. Si papá o mamá no comen nunca pescado es difícil que se convenza al niño para que éste lo coma.


  • Hacernos a la idea de que el que coma cosas nuevas o que adquiera la habilidad de comer solo va llevarnos su tiempo, los atajos nunca son buenos. Si estamos intentando, por ejemplo, que pase a comer comida sólida, pero le trituramos todo porque se lo come más rápido, estamos haciendo que cada vez le sea más difícil el dar el salto a lo sólido. Lo mismo ocurre si le damos de comer en vez de dejar que practique con los cubiertos. Vamos más rápido, pero nunca aprenderá a usarlos.

  • Parece de sentido común, pero muchas veces se nos olvida. El niño debe llegar con hambre a la hora de la comida. Si antes ha comido cualquier otra cosa, es muy difícil que coma aquello que nosotros queremos. Si tiene “chuches” o caramelos, que las tome después de haber comido, de manera que las vea como una recompensa. Así, también evitamos que las coma en exceso, ya que tendrá mucha menos hambre.


  • Si hay un alimento que rechaza, podemos condicionar algo que le guste mucho a la ingesta previa de dicho alimento. Por ejemplo, si no le gusta el puré pero le encanta el yogur, le dejaremos probar una cucharada de yogur cuando haya comido una de puré, para posteriormente ir aumentando las cucharadas de puré necesarias para conseguir el yogur.

  • Es importante prestar atención a aquello que queremos que se repita, ya que por lo general solemos hacer todo lo contrario. Así, cuando está comiendo estamos haciendo otras cosas y cuando no come es cuando estamos encima de él. Lo más útil es recordarle con voz tranquila cuando no lo esté haciendo que tiene que comer (y no prestándole mayor atención después) y cuando lo haga, reforzarle con halagos, hablando con él....etc.


Si observarnos que los problemas persisten, y tras haber descartado una causa médica que haga que éstos existan, un profesional puede ayudarnos.
Un psicólogo puede evaluar al niño de manera individual y elaborar una serie de pautas más específicas que permitan a los padres saber cómo enfrentarse a estas situaciones, de modo que las comidas vuelvan a ser algo placentero para todos, y no una continua lucha.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Apps interesantes en psicología

La tecnología cada vez se va introduciendo con más fuerza en nuestras vidas, apoyándonos y ayudándonos en diferentes aspectos de ésta. Uno de los campos que ahora está empezando a aprovecharse de todo lo que las nuevas tecnologías nos pueden ofrecer, es el de la psicología.

Son muchas las Apps y programas que han salido que nos pueden ayudar a estar mejor tanto para adultos como para público infantil. Obviamente, todavía estamos a años luz de que puedan sustituir una terapia cuando hay problemas graves, peor sí que nos pueden ayudar a mejorar diferentes aspectos de nuestra vida. Aquí van algunas de ellas:


  • Habitbull: ¿Te cuesta mantener una misma rutina todos los días? ¿Tienes hábitos que te gustaría instaurar en tu vida? Esta aplicación gratuita para Android te puede ayudar. Te permite llevar un control de las metas que te vayas poniendo, ver gráficos con tu progresión, poner alertas , guardar la información en la nube o exportarla a otras aplicaciones. No sustituye a la fuerza de voluntad pero sí que puede ayudarnos.

  • Appsy Desempleo: es una app gratuita de apoyo psicológico a personas que están en situación de desempleo. Desarrollada por psicólogos, ayuda a conseguir la fortaleza necesaria para gestionar las rutinas y el proceso de búsqueda de empleo. Está disponible tanto para Android como para IOS.


  • ¿Cómo estás hoy? Desarrollada por un equipo de psicólogos y partiendo de las teorías de la Terapia Cognitivo-Conductual, tiene como objetivo facilitar el desarrollo de la inteligencia emocional del usuario mediante la toma de consciencia de nuestras emociones . Mediante un registro diario de éstas podemos profundizar y trabajar en ellas. Está disponible para Android, con una versión gratuita de prueba.




  • TDAH trainer : realiza un entrenamiento cognitivo intensivo para niños con TDAH. Desarrollada como si fuera un videojuego entrena áreas como la atención, el cálculo, el control inhibitorio, la fluidez verbal, la coordinación visomotora y el razonamiento perceptivo. Permite además establecer un plan individualizado de tareas, en función de los progresos personales, y establece percentiles con respecto a otros usuarios. Disponible en Android y para IOS


  • Bye bye fears: aplicación en forma de juego que ayuda a los niños a superar sus temores y miedos mediante cuatro divertidos personajes. Dispone además de un área para padres con las dudas más frecuentes. Desarrollada por un equipo de psicólogos está disponible en la App Store.

viernes, 31 de octubre de 2014

Niños en Halloween. Cómo superar sus miedos

Aunque gran parte de los niños celebraron esta fiesta en sus colegios y guarderías ayer, hoy es la noche de Halloween, y todas las calles se llenarán de "terroríficos monstruos" y "seres horripilantes"

La fiesta de Halloween cada vez es más popular, instaurándose y celebrándose por gente de todas las edades. Está claro que los que más la pueden disfrutar son los niños, disfrazándose y consiguiendo caramelos. 
Sin embargo hay muchos de ellos que no la disfrutan por el miedo que les produce, pasando de ser algo agradable a algo terrorífico.


¿Qué podemos hacer en estos casos?

  • En primer lugar, hay que tener en cuenta la edad del niño. A partir de los 3 años de edad es muy normal que el miedo a las personas disfrazadas se de, manteniéndose hasta los 5 años. Es un miedo normal en el niño, y que con la edad irá desapareciendo. 

  • Sin embargo, aunque sea un miedo normal, podemos irle animando, poco a poco, y nunca forzándole, a que se vaya acercando , mediante juegos, dibujos para pintar, actividades divertidas ( una muy fácil es vaciar una calabaza y poner una vela dentro, por ejemplo) películas adaptadas a su edad, canciones.... 

  • Es importante no reírnos del miedo que éste pueda tener, por muy ridículo que nos parezca. Eso sólo aumentará la inseguridad y ansiedad del niño. Tenemos que hacerle ver que nos tomamos en serio su ansiedad y transmitirle mediante nuestra actitud tranquila el mensaje de que aunque no hay nada que temer, vamos a ayudarle a que se de cuenta por si mismo.

  • No obligarle a exponerse a lo que a nosotros mismos nos da miedo. El adulto actúa de modelo para el niño, actuando éste en consecuencia de lo que vea en los mayores.

  • Irle reforzando mediante halagos, caricias, abrazos, besos... todos aquellos avances que pueda hacer, haciéndole ver lo orgullosos que estamos de lo que ha hecho.

  • Por último no forzarle a hacer nada que no quiera hacer. Dejemos que elija si quiere o no disfrazarse, de qué quiere hacerlo... hay a quien le gusta pasar miedo y a quien no, debemos respetarlo.

De nosotros depende que supere bien su miedo o que éste se mantenga. Si el miedo que vemos en el niño nos preocupa, ya sea por edad o por que sea desproporcionado,  pinchando aquí puedes encontrar más información.

Ya sólo queda decir ¡Feliz halloween!

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Sirven los libros de autoayuda?

Muchas veces las personas con las que trato me piden que les recomiende algún libro de autoayuda que sea eficaz y que funcione. Y mi respuesta es siempre la misma, depende del libro y depende de la persona.

Obviamente, hay libros muy buenos, que te pueden hacer reflexionar acerca de aspectos que no te habías planteado y libros no tan buenos, que apenas nos sirvan para nada.
No cabe duda de que muchos libros nos hacen pensar y descubrir aspectos a los que no nos hemos acercado nunca, o a los que apenas hemos prestado atención. También nos pueden servir como modelos a la hora de cambiar, si nos identificamos con lo que allí se cuenta.
Sin embargo hay que tener en cuenta que lo que siempre se cuenta en un libro son “recetas” cerradas. No se puede interaccionar con ellos, no se les puede preguntar. Así habrá aspectos del libro que te sirvan, otros que no, así como también habrá libros que te sean útiles y otros que no lo sean. Incluso dependiendo de tu momento vital, puede que unos consejos te puedan ser útiles en un momento dado pero no en otro.


Por otro lado, tenemos que tener en cuanta a la persona. Hay quien es capaz de entender mejor las explicaciones del libro y hay quien no, quien está dispuesto a dejarse aconsejar y guiar y quien se acerca al libro con recelo, con la idea perenne “yo no creo en estas cosas” ( como si de una religión se tratase). Incluso aunque estés leyéndolo con toda tu atención, hay personas que no son capaces de empatizar con lo narrado o de aplicar lo leído a su propia vida.

Por eso, estos manuales hay que tomarlos como lo que son, guía de ayuda estandarizados y que no tienen porqué adaptarse perfectamente a cada uno de nosotros ( igual que no todos tenemos la misma talla de pie o de ropa). No existe un receta única para estar bien. Ojalá, pero las personas somos mucho más complicadas que todo eso.

Nunca esperamos convertirnos en grandes chefs con un libro de cocina, o en grandes guitarristas aprendiendo a tocar unas pocas canciones. Sin embargo, pretendemos que al leernos un manual de autoayuda, nuestra vida cambie radicalmente. Y eso, por lo general, no ocurre.


De modo que no dejemos de lado a la psicología porque un manual no haya funcionado y confiemos en los profesionales.
Un buen psicólogo evalúa como estás realmente, se va adaptando a cada persona y situación de ésta, aplicando las técnicas y procesos adecuados para el cambio, acompañando y apoyando a la persona. Se adapta a cada uno, a su ritmo de aprendizaje, a lo que está dispuesto a afrontar o no y en qué momento. Resuelve tus dudas y te ayuda a ver que aspectos personales están haciéndote daño y cómo los podemos cambiar.

Es un camino que hay que recorrer para poder estar bien. Y si hay una persona que nos pueda ayudar a hacer nuevos mapas para nuestra vida, encontraremos la meta perfecta para cada uno, no la que pueda poner en un libro u otro.

lunes, 20 de octubre de 2014

¿Qué es un ataque de pánico?

Es un término bastante corriente, pero ¿conocemos realmente que es un ataque de ansiedad?

Nuestro cuerpo está preparado para reaccionar ante una situación de peligro, o que nosotros consideremos amenazante. Así, nos preparamos para actuar, haciendo que el corazón lata más rápido, para que lleguen más sangre y oxígeno al cerebro y a los músculos, nuestra tasa de respiración aumente, ya que necesitamos ese aporte extra de oxígeno, los músculos se ponen en tensión..etc. Es decir, nuestro cuerpo se prepara para actuar.

Si la amenaza es real y el nivel de activación se corresponde con el de la amenaza, no hay ningún problema, actuamos en consecuencia. Éste surge cuando esta respuesta se dispara en situaciones que no consideramos una amenazantes, o empieza a dispararse en situaciones que antes no lo eran, dando lugar a una activación desproporcionada, creándose el ataque de pánico.

Los síntomas son:

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento.
  • Sensación de atragantarse.
  • Opresión o malestar torácico.
  • Nauseas o molestias abdominales.
  • Inestabilidad, mareo o desmayo.
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo)
  • Miedo a perder el control o a volverse loco.
  • Miedo a morir.
  • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
  • Escalofríos o sofocaciones.


No a todo el mundo le dan los mismos síntomas, depende de la biología de cada persona. En lo que sí que coinciden todos es en que es un momento muy desagradable y aterrador. Hay incluso quien lo confunde con un ataque al corazón.

Como se ha pasado tan mal, solemos estar más activados y alerta por si se vuelve a producir, acción que consigue justo el efecto contrario al deseado, aumentando probabilidad de que se de un nuevo ataque. Se entra así en un círculo vicioso del que es difícil salir.

No obstante, hay tratamientos eficaces que pueden hacer que controlemos nuestra ansiedad de la manera adecuada y que no sea ésta la que condicione nuestras vidas, sino nosotros la que la controlemos a ella.

Tan sólo hay que dar el primer paso.

lunes, 6 de octubre de 2014

Psicoterapia, algo más que un remedio rápido

A todos nos gustaría que existiera algo instantáneo, fácil, que nos aliviara rápidamente de nuestro dolor, de nuestra angustia, de nuestro malestar, de nuestra pena.


Y no nos damos cuenta de que, por mucho daño que nos hagan, por mucho que nos afecten los acontecimientos de nuestra vida, éstos forman parte de nuestro existir, de nuestra percepción de las cosas, de nuestras vivencias e interpretaciones de éstas, de las estrategias que hayamos aprendido o que desconozcamos, de cómo nos enfrentamos a ellos según se van sucediendo.

Porque a fin de cuentas, el que seamos felices o no, depende de cómo nos enfrentamos a la vida, de aquello que nos va sucediendo y de cómo lo vivimos. Y no podemos aprender a sentirnos bien tan sólo con una pastilla. Ojalá. En este vídeo de la APA (American Psychological Association) nos explican este concepto.



Requiere un proceso, más o menos largo, más o menos difícil.

Depende de la persona, depende del problema. Requiere el identificar aquello que nos hace estar mal y aprender como cambiarlo. El adquirir herramientas y estrategias que antes no teníamos, el darnos cuenta de cosas que desconocíamos o que nos negábamos a ver. 

Requiere el darnos cuenta y reconocer que necesitamos ayuda. Una vez dado el paso, y trabajando en ello, todo se puede mejorar. Tan sólo hay que intentarlo.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Discusiones en pareja. Cómo afrontarlas.

Una de las situaciones que más erosiona a la pareja es la de una discusión o, más bien, las discusiones constantes. Muchas veces nos perdemos en ellas, olvidándonos de la razón inicial de éstas haciéndonos daño el uno al otro.




 El ideal en pareja no es no tener diferencias de opinión, ni callarnos aquello que nos ha molestado del otro, todo lo contrario, tenemos que ser capaces de hablar de todo ello pero de una manera constructiva, sin hacer daño a la otra persona y sin que ello degenere en una gran pelea. Aquí van algunas pautas:

  • Tener claro cual es nuestro objetivo. Es decir, qué queremos conseguir. Puede ser el llegar a un acuerdo acerca de un tema en disputa, el expresar cómo nos hemos sentido ante algo que nos ha molestado del otro, el pedir que cambie algo o que, por el contrario, deje de hacerlo...etc. Una vez definido nuestro objetivo, deberemos ceñirnos a él y hacer que la conversación no se salga de ahí.

  • Si algo nos molesta es mejor decirlo lo más cercano posible en el tiempo. Si no es así, vamos acumulando rencor y “estallamos” por cosas que para nuestra pareja no tiene ninguna importancia , pero que para nosotros puede ser la gota que colme el vaso.


  • No insultar , ni aprovechar para echar en cara ni remover hechos pasados. Lo pasado, pasado está. De nada sirve sacar a colación algo que ocurrió hace tiempo. Recordemos que debemos ceñirnos a nuestro objetivo, y remover todo aquello que nos enfadó en el pasado no nos va a ayudar a ello.

  • Plantear nuestra opinión de manera tranquila y pausada. Mientras uno de los dos hable, el otro debe escuchar sin interrumpir. En cuanto uno de los dos levanta lo voz, chilla, o falta al respeto a la otra persona, pierde toda la razón que pueda tener.

  • Intentar ponerse en el lugar del otro. ¿Porqué ha actuado de esa manera? Si se ha equivocado ¿Cómo me gustaría que mi pareja me lo dijera?¿De qué manera me sentiría mejor?.
  • Si tras un rato no se llega a ninguna solución, es mejor cortar la comunicación y acordar entre los dos otro momento para hablarlo, en el que ambos os hayáis calmado y reflexionado acerca de la mejor manera de enfocar el asunto.


El lograr una buena comunicación en pareja es complicado, sobre todo si ya se han instaurado en ella dinámicas negativas que hacen que ésta sea complicada. 



Muchas veces ayuda el acudir a un profesional para que éste pueda ayudar a ambos miembros de la a comunicarse de una manera adecuada antes de que la pareja se deteriore demasiado.


martes, 2 de septiembre de 2014

Fin del verano ¿Tan horrible es?

Estamos en Septiembre, y aunque según el calendario todavía quedan algunos días de verano, para muchos es sinónimo de vuelta al trabajo, a la rutina de lo cotidiano y que tan lejos hemos dejado en las vacaciones.
Nos angustiamos pensando en una fecha del calendario, supeditando nuestra felicidad a ésta.



Sin caer en los consejos que se dan todos los años, aquí van algunas ideas para que está época no sea tan mala como nos tememos:

  • Evitar pensar de manera catastrófica; frases como “Se acabó lo bueno” “Hasta el año que viene no voy a poder volver a disfrutar” “Esto es horrible” se repiten una y otra vez en nuestras cabezas, pero, seamos realistas ¿Tan malo es? Está claro que a nadie le gusta que se acaben las vacaciones, pero también somos capaces de ser felices en invierno, y de pasar buenos momentos en cualquier época del año. Claro que vamos a volver a disfrutar, a hacer cosas divertidas, a descubrir lugares y personas nuevas.
  • Ni blanco ni negro. Ni en verano hemos estado el 100% del tiempo pasándolo siempre bien ni en invierno estamos todo el día amargados. Miremos las cosas con perspectiva y seamos sinceros con nosotr@s mism@s.
  • Seguir con actividades agradables.Todavía podemos hacer muchas de las actividades que hemos hecho durante el verano: quedar con amigos y familia pasear, ir a la piscina o a una terraza...La diversión no está supeditada a una sola época. Además, a cada época se van sumando actividades nuevas.

  • Fijarnos también en los aspectos positivos de la vuelta a nuestra rutina, como puede ser el volver a estar en nuestra casa, el volver a ver a nuestros amigos y compañeros, el saber que hay celebraciones cercanas que nos pueden gustar, ya sean fiestas, cumpleaños...etc, el empezar de uevo con las actidades que nos gustaban y que ha quedado suspendidas por el verano.

  • Éste es también un buen momento para plantearnos nuevos retos, por ejemplo, aprender a cocinar, hacer algún deporte nuevo, realizar algún voluntariado...etc.

  • Y por último, vamos a permitirnos un período de adaptación, que nos permita ir poco a poco volviendo a nuestra vida, ya que somos nosotros quienes elegimos y controlamos cómo estar.



    Y recuerda, el final de algo, por muy bueno que haya sido, no implica que lo que venga después no vaya a ser mejor. 

jueves, 22 de mayo de 2014

Cómo evitar que el divorcio afecte a nuestros hijos.

Cuando nos enfrentamos a un proceso de divorcio, son muchas las dudas que se nos plantean. Cómo decírselo o cómo debemos actuar con ellos son preguntas que debemos hacernos para que este proceso les afecte lo menos posible.

Ante situaciones como la descrita, son tres las reglas básicas que debemos seguir:

En primer lugar, hay que tener en cuenta que los que se divorcian son los padres, no los hijos, por lo que éstos no tienen porqué perder la relación con ninguno de los dos progenitores.
Las decisiones a tomar en un proceso de separación competen a los adultos. Es necesario dejar a los niños y niñas al margen de tales cuestiones.

Además, debemos tener muy claro es que los hijos e hijas tienen derecho a recibir del padre y de la madre “una imagen limpia”, y los padres y madres, la “obligación” de proporcionársela. La razón es sencilla: los niños y niñas no pueden tener otro padre u otra madre, y para su desarrollo personal integral es importante que la imagen que tienen de ambas personas, que son las más importantes en sus vidas, sea lo más positiva posible, y nadie, ni tan siquiera el padre o la madre, puede hablar mal, descalificar o criticar a la otra parte delante de los hijos e hijas.

Tercera regla de oro: los hermanos y hermanas tienen el derecho a vivir y crecer juntos; por tanto, los padres y madres no los separarán, y facilitarán el hecho de que convivan en la misma casa. Solamente a partir de la adolescencia avanzada, y siempre por voluntad propia, dejarán que los hermanos y hermanas puedan vivir separados.





Además hay que tener en cuenta otros factores igualmente importantes:

1. Es fundamental que se les diga que la separación es una decisión del padre y de la madre (aunque la decisión sea tomada por una de las partes).

2. Es necesario dar información ajustada a la edad de forma conjunta cuando la decisión está tomada y es firme.

3. Al niño o a la niña se le informa sólo sobre aquellos aspectos que pueda entender, utilizando para ello un lenguaje adaptado a su capacidad y comprensión.

4. Es necesario hablar con los hijos e hijas tantas veces como sea necesario para que lo entiendan, resolver dudas, miedos…

5. Conviene decir que es una decisión muy pensada o meditada, que pensáis que todos saldréis beneficiados y que no tiene vuelta atrás.

6. Comunicarle con quién vivirá, dónde y cómo se relacionará con el padre o con la madre que se vaya de casa (y dónde vivirá el padre o madre no custodio, cómo mantendrán la comunicación), qué cambios se van a producir para que, de esta forma, vaya preparándose y pueda asumirlo con mayor facilidad.

7. No prometáis lo que no vais a ser capaces de cumplir.

8. Recordad que tan importante es lo que se dice como el cómo se dicen las cosas (y lo que os calláis también es muy importante y necesario).

9. LA PRESENCIA DE AMBOS PROGENITORES ES NECESARIA PARA QUE EL NIÑO Y LA NIÑA SE SIENTAN SEGUROS. NECESITAN DEL AFECTO DE LOS DOS .



10. Controlar la emotividad al hablar con los hijos e hijas, para no dejarles preocupados. Esforzarse en comunicarlo de forma desapasionada.

11. Evitar señalar responsables, culpables o inocentes de la decisión de separaros.

12. No presentéis la separación de una forma irreal, en la que no va a haber problemas y en la que todos vais a ser felices desde el principio.

13. Y que al principio os costará a todos adaptaros a la nueva situación.

14. Transmitir las posibles ventajas de la nueva situación.





Lo que más puede ayudar a un niño es la ausencia de conflictos entre los padres, estando ambos atentos a sus necesidades emocionales y respondiendo a todas las dudas y problemas que le puedan surgir de una manera clara y adaptada a su edad. De igual modo, intentar también variar lo menos posible su nueva vida, de manera que siga realizando las mismas actividades, mantenga el contacto con todos los miembros de su familia extensa y amigos.

Otro punto importante es evitar las conductas sobreprotectoras con ellos. Las mismas pautas de educación que ya existían antes de la separación y que tenían ambos progenitores deben continuar, de manera que no se toleren ahora conductas que antes no se permitían.

En resumen, aunque es una etapa difícil y complicada, se pueden llevar a cabo una serie de pautas para que sea lo más llevadera posible. Está en nuestras manos el conocerlas y aplicarlas.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Las cinco ideas erróneas más comunes en la primera sesión

Es difícil el decidirse a acudir a terapia. Incluso una vez tomada la decisión, surgen muchas ideas que pueden dificultar el ir por primera vez a la consulta de un psicólogo.
Hay que tener en cuenta que no sabes lo que te vas a encontrar, y que vas a tener que revelar los aspectos más íntimos de tu vida a un desconocido, sin saber que respuesta te va a dar, por lo que es normal que nos preocupemos y surjan algunos miedos.

Hay muchas ideas equivocadas que suelen repetirse con frecuencia . Estas son algunas de las más comunes

  • El psicólogo va pensar mal de mí
    Esta es una idea muy presente cuando se acude por primera vez a terapia. Hay que tener en cuenta que vamos a contar experiencias muy negativas y dolorosas para nosotros, incluso comportamientos de los que nos estamos del todo orgullosos, o actitudes e ideas de las que las que nos avergonzamos.
    La terapia no consiste en juzgar a la persona, más bien al contrario. Nadie mejor que un psicólogo para saber que las personas somos falibles, que los errores se cometen y no pasa nada, al fin y al cabo, trabajamos todos los días con ello.
     

  •  Al psicólogo no le va a parecer bien lo que he hecho.

    Hay que aclarar varias cosas. En primer lugar, es que un psicólogo no está ahí para juzgarte ni regañarte por lo que hayas hecho, sino para ayudarte y asesorarte acerca de como poder solucionar de la mejor manera posible el problema. Asumimos que las personas tienen derecho a equivocarse, a tomar decisiones equivocadas y no por eso nuestra opinión de ellas va a cambiar.
    Por otro lado, en mi orientación se trabaja con lo que se llama la aceptación incondicional de la persona. Esto quiere decir que independientemente de como seas, nuestro trabajo consiste en que te sientas aceptado, seas como seas, de manera que te sientas cómodo al tanto al empezar como durante toda la terapia.

  • Me van a dar la solución de manera inmediata.
    Ojalá fuera tan fácil. Si la solución fuera sencilla ¿No es más lógico pensar que la persona habría sido capaz de resolverlo por sí misma?. Por lo general los problemas psicológicos requieren de una buena evaluación, de manera que el psicólogo sea consciente de todos los aspectos que rodean al problema y nos pueda dar las pautas más adecuadas, de cara a solucionarlo. Y esa evaluación requiere un tiempo determinado, que suele abarcar la primera y parte de las sesiones posteriores, de manera que podamos actuar de la manera más eficaz posible con la persona.
    Además, la terapia es un proceso que lleva tiempo en el que la persona y el psicólogo van trabajando de manera conjunta hacia los objetivos propuestos y se van solventando todos aquellos problemas o dificultades que puedan ir surgiendo.

  • Soy la única persona que fracasa en este aspecto. No valgo para nada
    Por lo general esta idea está bastante extendida. Tendemos a compararnos con las personas de nuestro entorno, sobre todo en aquellos aspectos en los que vamos a salir perdiendo, y nos sentimos muy solos y aislados con nuestro problema.
    Por lo general , los problemas son mucho más frecuentes de lo que nos pensamos, y con una solución más sencilla de lo que esperamos. Tan sólo hay que romper el tabú de acudir a terapia y atrevernos a enfrentarnos a él.
    Ademas, hay que tener muy en cuenta, que el tener problemas en un ámbito determinado no implica que en el resto también los tengamos. Todos tenemos nuestros puntos fuertes y nuestras flaquezas, puntos débiles donde es más probable que surjan los problemas, como a todo el mundo. No somos máquinas, somos seres humanos.

  • A otras personas les ha pasado lo mismo que a mí y no les ha afectado tanto
    Volvemos al punto anterior. A cada uno nos afectan las cosas de una manera u otra, y lo que puede hundir a una persona puede afectar levemente a otra y viceversa. La clave está en aceptar que cada uno somos de una manera diferente, pero no inferior al de al lado., y que al igual que hay cosas que se nos dan peor que al otro, también habrá otras que se nos den mejor.



Ya has dado el primer paso para mejorar, ¡Atrévete con los siguientes!



martes, 29 de abril de 2014

¿Optimista o pesimista?

Esta pregunta se nos ha planteado innumerables veces, de una manera u otra. Y siempre todos nos acabamos posicionando. Hay quienes nos consideramos optimistas y hay quienes nos clasificamos como pesimistas.
¿Es realmente así?, ¿podemos clasificarnos como puros, de un extremo u otro? La verdad, como casi todo, no es tan simple.Por lo general, el cómo interpretemos una situación va a depender tanto de la situación en sí, como de nuestro estado de ánimo o de la experiencia que hayamos tenido con situaciones anteriores .

Lo que sí es cierto, es que podemos tener una determinada inclinación hacia un polo u otro, una tendencia a interpretar todo de una manera positiva o negativa. Si te consideras optimista, enhorabuena, pero si te consideras pesimista, quizá debiéramos repasar ese concepto.

Hay muchas ideas preconcebidas en los pesimistas, como que los optimistas no son sino pesimistas mal informados, o que ellos conocen cómo son realmente las cosas.

Por lo general, las personas pesimistas tienden a minimizar o ignorar los elementos positivos de las situaciones y a centrarse en los negativos, dándoles muchísima más relevancia, confirmando así sus expectativas negativas. Si, por ejemplo van a quedar para ir al cine con unos amigos, una persona pesimista podrá centrase en que no quedaban palomitas y que el asiento era incómodo, pero desdeñará el que la película era buena y que luego se fueron a tomar un helado.Y cuando recuerde esa experiencia, se confirmará su idea de que el ir al cine no era buena idea.

Además, es muy importante el cómo interpretamos la situación, y aquí es muy relevante algo tan simple como la cantidad de palabras y frases que le dedicamos en nuestro pensamiento. De hecho, las personas pesimistas suelen tener un vocabulario menos dúctil menos rico que los optimistas.

Así, no es lo mismo, si está lloviendo, pensar:

“¡Maldito invierno!¡Siempre llueve!” (cuatro palabras)


Que pensar :

“¡Estupendo!, Voy a poder hacer actividades en casa, por ejemplo, esa reparación que lleva esperando tanto tiempo. Además, no necesitaré regar el jardín. Y de resultas, podré ir al cine..." (30 palabras)

Pensar negativamente es lo fácil. Es un modo minimalista de dar sentido a lo que observamos, por el contrario, el pensar positivamente requiere un esfuerzo, debemos elaborar más las frases y encontrar argumentos que nos convenzan.
Depende de nosotros el cambiar esa tendencia negativa de nuestro cerebro. ¿Te atreves?


miércoles, 12 de marzo de 2014

Cinco pasos que te ayudarán a no postergar tus tareas

Todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida tareas que hemos ido postergando, por una u otra razón, viéndonos muchas veces incapaces de acometerla. Aquí van cinco pasos que nos pueden ayudar a realizarlas.


Primer paso: análisis de coste /beneficio

Hay muchas razones por las que dejamos de hacer las cosas, postergándolas para más adelante. Tenemos que analizar que ventajas que obtenemos de ello (es más fácil no hacer nada, puedes evitar un trabajo difícil, no corres el riesgo de fracasar....) y los inconvenientes de no hacerlo.
Aquí tenemos que ser muy sinceros con nosotros mismos y darnos cuenta de que consecuencias estamos obteniendo de postergar aquello que no queremos hacer y que beneficios obtendríamos si lo realizamos.
Al realizar un análisis de todo ello, podemos hacer un balance de costes/beneficios y ver que razones pesan más. Si los beneficios son mayores, habremos superado el primer paso. Si por el contrario son mayores los costes, convendría analizar de que manera los podemos modificar antes de continuar y que no nos obstaculicen a la hora de empezar.

Segundo paso: Organizar un plan

Si hemos decidido que las ventajas superan a las desventajas, es hora de organizar un plan de actuación, comenzando por la hora del día en que vamos a realizar la acción. Es importante ponernos un momento concreto de inicio y evitar el “ya lo empezaré mañana”.
A continuación, elaboraremos una lista con todos los posibles problemas que puedan surgir y que nos impidan llevar a cabo nuestro plan. Cuando los tengamos, podremos poner soluciones a todos esos inconvenientes, de manera que no arruinen todas nuestras buenas intenciones.




Tercer paso: facilitar la tarea

Muchas veces nos ponemos objetivos muy generales y ambiciosos: estudiar todo lo atrasado, limpiar toda la casa, bajar diez quilos de peso...y no nos damos cuenta de que la magnitud de estos objetivos basta para desanimar a cualquiera. Es mucho más útil el ir desgranándolos en pequeñas submetas de manera que sean más abarcables.

Vamos a empezar por ponernos una meta alcanzable: realizar aquello que estamos dejando durante 15 minutos, parece muy poco tiempo para hacer cualquier cosa, sin embargo, tiene muchas ventajas:

  • Al fraccionar la tarea en pequeños periodos de tiempo se hará menos agobiante
  • Como es una meta corta,la podremos alcanzar muy fácilmente. La sensación de haber logrado lo que nos hemos propuesto alivia a menudo la tensión y nos motivará a un mayor esfuerzo.
  • Si tan sólo nos hemos propuesto esos quince minutos no nos sentiremos tan tentados de postergarlo para otra ocasión.
  • Se trabaja de manera más eficaz y productiva a intervalos cortos de tiempo.

Cuarto paso: Pesar positivamente

Cuando reflexionamos acerca de porqué no hemos realizado la tarea que tenemos en mente, suelen acudir a nuestra mente pensamientos poco realistas y negativos que hacen que de una manera muy sutil nos vayamos autodecepcionando cada vez que postergamos algo.
Tenemos que cambiar los pensamientos que obstaculizan la tarea por aquellos que la faciliten. Así, por ejemplo, si tenemos que recoger la casa, cambiar la idea “Tengo que limpiar a fondo todas las habitaciones “ por “No hace falta que limpie todo hoy, pero posiblemente me sentiré mucho mejor si limpio la cocina y hago las camas.” Este es un buen pensamiento para un primer paso..

Quinto paso: Reconocer los méritos y no infravalorar los esfuerzos

Todos solemos tender a centrarnos mucho en nuestros fracasos, y no prestar atención a nuestros éxitos. De modo que felicitémonos cuando hayamos empezado la tarea, en cada paso que demos y al acabarla. La recompensa mental estimula la motivación para que hagamos más cosas en un futuro.




Es fácil hacerle frente. ¿Te pondrás hoy a ello o lo dejarás para mañana?