A todos nos gustaría que existiera
algo instantáneo, fácil, que nos aliviara rápidamente de nuestro
dolor, de nuestra angustia, de nuestro malestar, de nuestra pena.
Y no nos damos cuenta de que, por mucho
daño que nos hagan, por mucho que nos afecten los acontecimientos de nuestra vida, éstos forman parte de
nuestro existir, de nuestra percepción de las cosas, de nuestras
vivencias e interpretaciones de éstas, de las estrategias que
hayamos aprendido o que desconozcamos, de cómo nos enfrentamos a ellos según se van sucediendo.
Porque a fin de cuentas, el que seamos
felices o no, depende de cómo nos enfrentamos a la vida, de aquello
que nos va sucediendo y de cómo lo vivimos. Y no podemos aprender a
sentirnos bien tan sólo con una pastilla. Ojalá. En este vídeo de
la APA
(American Psychological Association) nos explican este concepto.
Requiere un proceso, más o menos
largo, más o menos difícil.
Depende de la persona, depende del
problema. Requiere el identificar aquello que nos hace estar mal y
aprender como cambiarlo. El adquirir herramientas y estrategias que
antes no teníamos, el darnos cuenta de cosas que desconocíamos o
que nos negábamos a ver.
Requiere el darnos cuenta y reconocer que
necesitamos ayuda. Una vez dado el paso, y trabajando en ello, todo se puede mejorar. Tan sólo hay que intentarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario