lunes, 19 de octubre de 2015

¿Heredarán mis hijos mis problemas psicológicos?

Muchas de las personas que han acudido a consulta, han tenido la misma duda. Si ellos tienen un problema psicológico, sea de la clase de sea, ¿Es posible que se lo hayan transmitido a sus hijos? ¿Lo pasarán ellos tan mal como lo están pasando ellos ahora?

Es una duda perfectamente lógica, si se tiene en cuenta que nuestros hijos heredan otras muchas características. La respuesta no es fácil ni sencilla, ya que son muchos factores los que influyen:

Genética

Es indudable, compartimos la mitad de nuestros genes con nuestros hijos pero, ¿Hasta que punto influyen?. 
 
 En primer lugar, hay que tener en cuenta que no se han encontrado genes individuales que den lugar a trastornos psicológicos concretos. Es decir, no hay un gen de la depresión o un gen de la ansiedad que de lugar a un trastorno. Más bien se habla de un efecto poligénico, es decir, la interacción de muchos genes, y teniendo que darse todos para que el problema se manifieste. Luego no es tan fácil como heredar el color de ojos o de pelo.


En segundo lugar, hay que tener en cuenta que aunque tengamos la misma carga genética, no tenemos porqué desarrollar ese trastorno. Así, se han hecho estudios con gemelos homocigóticos ( que comparten el mismo ADN) encontrándose que aún compartiendo la misma carga genética había menos de un 50% de posibilidades de que si un hermano tuviera un trastorno psicológico, el otro también lo tuviera.

En conclusión, la genética influye, pero no es un factor determinante.


Ambiente

Hay que tener muy en cuenta el ambiente en el que crece y se desarrolla el niño. Así, un entorno familiar estable en el que pueda desarrollar un apego seguro y en el que el niño pueda desarrollarse de la manera adecuada van a influir sobremanera en la fortaleza psicológica de éste.




Se entiende por un ambiente estable en que la familia sea funcional, y le permitan tener una seguridad respecto al futuro y una rutina adecuada en su día a día.


Aprendizaje

Por otro lado, el niño va aprendiendo maneras de comportarse y de afrontar problemas, de superar miedos, de comunicarse con los demás...etc en función de lo que observa de los adultos. Así, no es malo que nuestro hijo nos vea nerviosos o tristes, sino ques nos vea  afrontarlo de la manera adecuada, de manera que lo pueda hacer igual en un futuro cuando también esté así.

 Actuamos como modelos de nuestros hijos, enseñándoles como actuar y comportarse. Si queremos que no se agobie por los problemas, pero nosotros hacemos lo mismo cuando tenemos uno, va a ser difícil que lo consiga.

Además, si permitimos que el niño vaya aprendiendo y se vaya enfrentando de la manera adecuada a los problemas, reduciremos bastante la posibilidad de que tenga algún problema en el futuro.



Modelo diatésis - estrés

Este modelo explica la interacción entre nuestra heredabilidad y el ambiente en el que nos enfrentamos.

Todos tenemos una tendencia heredada a expresar ciertos rasgos o comportamientos, lo que podemos llamar diátesis o vulnerabilidad. Si le sumamos cierto nivel de tensión o estrés, es cuando esa tendencia se da. Así, cuanto mayor sea esa vulnerabilidad, menos cantidad de estrés necesitamos para que se desarrolle el problema.



Hay que tener muy en cuenta que tener una vulnerabilidad en particular no significa que se desarrolle el trastorno asociado. Cuanto menor sea la vulnerabilidad, mayor tendría que ser la tensión de vida necesaria para generar ese trastorno.Así , puede haber personas con cierta tendencia a tener problemas de una clase, pero al enfrentarse a una vida sin estresores no llegar a desarrollarlos nunca y viceversa.


Conclusión

Aunque nuestros hijos puedan haber heredado esa cierta vulnerabilidad, tenemos muchas herramientas para evitar que sufran en un problema en el futuro:
  • En primer lugar, no dando por hecho que va a ocurrir y va a ser inevitable, porque no es así.

  • Dándoles un ambiente estable en el que se puedan desarrollar de la manera adecuada.
     
  • Ejerciendo de modelos adecuados a la hora de controlar y mantener a raya a sus vulnerabilidades. Así, si por ejemplo, los padres son personas nerviosas pero controlan la ansiedad y enseñan a sus hijos a controlar ese nerviosismo, es muy poco probable que esos niños tengan algún problema de ese tipo en el futuro.



  • Preocupándose de la manera adecuada, sin dramatizar y poniendo remedio cuando veamos los primeros síntomas.
    Cualquier problema psicológico si se trata nada más empezar es mucho más fácil de afrontar y solucionar.