viernes, 31 de octubre de 2014

Niños en Halloween. Cómo superar sus miedos

Aunque gran parte de los niños celebraron esta fiesta en sus colegios y guarderías ayer, hoy es la noche de Halloween, y todas las calles se llenarán de "terroríficos monstruos" y "seres horripilantes"

La fiesta de Halloween cada vez es más popular, instaurándose y celebrándose por gente de todas las edades. Está claro que los que más la pueden disfrutar son los niños, disfrazándose y consiguiendo caramelos. 
Sin embargo hay muchos de ellos que no la disfrutan por el miedo que les produce, pasando de ser algo agradable a algo terrorífico.


¿Qué podemos hacer en estos casos?

  • En primer lugar, hay que tener en cuenta la edad del niño. A partir de los 3 años de edad es muy normal que el miedo a las personas disfrazadas se de, manteniéndose hasta los 5 años. Es un miedo normal en el niño, y que con la edad irá desapareciendo. 

  • Sin embargo, aunque sea un miedo normal, podemos irle animando, poco a poco, y nunca forzándole, a que se vaya acercando , mediante juegos, dibujos para pintar, actividades divertidas ( una muy fácil es vaciar una calabaza y poner una vela dentro, por ejemplo) películas adaptadas a su edad, canciones.... 

  • Es importante no reírnos del miedo que éste pueda tener, por muy ridículo que nos parezca. Eso sólo aumentará la inseguridad y ansiedad del niño. Tenemos que hacerle ver que nos tomamos en serio su ansiedad y transmitirle mediante nuestra actitud tranquila el mensaje de que aunque no hay nada que temer, vamos a ayudarle a que se de cuenta por si mismo.

  • No obligarle a exponerse a lo que a nosotros mismos nos da miedo. El adulto actúa de modelo para el niño, actuando éste en consecuencia de lo que vea en los mayores.

  • Irle reforzando mediante halagos, caricias, abrazos, besos... todos aquellos avances que pueda hacer, haciéndole ver lo orgullosos que estamos de lo que ha hecho.

  • Por último no forzarle a hacer nada que no quiera hacer. Dejemos que elija si quiere o no disfrazarse, de qué quiere hacerlo... hay a quien le gusta pasar miedo y a quien no, debemos respetarlo.

De nosotros depende que supere bien su miedo o que éste se mantenga. Si el miedo que vemos en el niño nos preocupa, ya sea por edad o por que sea desproporcionado,  pinchando aquí puedes encontrar más información.

Ya sólo queda decir ¡Feliz halloween!

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Sirven los libros de autoayuda?

Muchas veces las personas con las que trato me piden que les recomiende algún libro de autoayuda que sea eficaz y que funcione. Y mi respuesta es siempre la misma, depende del libro y depende de la persona.

Obviamente, hay libros muy buenos, que te pueden hacer reflexionar acerca de aspectos que no te habías planteado y libros no tan buenos, que apenas nos sirvan para nada.
No cabe duda de que muchos libros nos hacen pensar y descubrir aspectos a los que no nos hemos acercado nunca, o a los que apenas hemos prestado atención. También nos pueden servir como modelos a la hora de cambiar, si nos identificamos con lo que allí se cuenta.
Sin embargo hay que tener en cuenta que lo que siempre se cuenta en un libro son “recetas” cerradas. No se puede interaccionar con ellos, no se les puede preguntar. Así habrá aspectos del libro que te sirvan, otros que no, así como también habrá libros que te sean útiles y otros que no lo sean. Incluso dependiendo de tu momento vital, puede que unos consejos te puedan ser útiles en un momento dado pero no en otro.


Por otro lado, tenemos que tener en cuanta a la persona. Hay quien es capaz de entender mejor las explicaciones del libro y hay quien no, quien está dispuesto a dejarse aconsejar y guiar y quien se acerca al libro con recelo, con la idea perenne “yo no creo en estas cosas” ( como si de una religión se tratase). Incluso aunque estés leyéndolo con toda tu atención, hay personas que no son capaces de empatizar con lo narrado o de aplicar lo leído a su propia vida.

Por eso, estos manuales hay que tomarlos como lo que son, guía de ayuda estandarizados y que no tienen porqué adaptarse perfectamente a cada uno de nosotros ( igual que no todos tenemos la misma talla de pie o de ropa). No existe un receta única para estar bien. Ojalá, pero las personas somos mucho más complicadas que todo eso.

Nunca esperamos convertirnos en grandes chefs con un libro de cocina, o en grandes guitarristas aprendiendo a tocar unas pocas canciones. Sin embargo, pretendemos que al leernos un manual de autoayuda, nuestra vida cambie radicalmente. Y eso, por lo general, no ocurre.


De modo que no dejemos de lado a la psicología porque un manual no haya funcionado y confiemos en los profesionales.
Un buen psicólogo evalúa como estás realmente, se va adaptando a cada persona y situación de ésta, aplicando las técnicas y procesos adecuados para el cambio, acompañando y apoyando a la persona. Se adapta a cada uno, a su ritmo de aprendizaje, a lo que está dispuesto a afrontar o no y en qué momento. Resuelve tus dudas y te ayuda a ver que aspectos personales están haciéndote daño y cómo los podemos cambiar.

Es un camino que hay que recorrer para poder estar bien. Y si hay una persona que nos pueda ayudar a hacer nuevos mapas para nuestra vida, encontraremos la meta perfecta para cada uno, no la que pueda poner en un libro u otro.

lunes, 20 de octubre de 2014

¿Qué es un ataque de pánico?

Es un término bastante corriente, pero ¿conocemos realmente que es un ataque de ansiedad?

Nuestro cuerpo está preparado para reaccionar ante una situación de peligro, o que nosotros consideremos amenazante. Así, nos preparamos para actuar, haciendo que el corazón lata más rápido, para que lleguen más sangre y oxígeno al cerebro y a los músculos, nuestra tasa de respiración aumente, ya que necesitamos ese aporte extra de oxígeno, los músculos se ponen en tensión..etc. Es decir, nuestro cuerpo se prepara para actuar.

Si la amenaza es real y el nivel de activación se corresponde con el de la amenaza, no hay ningún problema, actuamos en consecuencia. Éste surge cuando esta respuesta se dispara en situaciones que no consideramos una amenazantes, o empieza a dispararse en situaciones que antes no lo eran, dando lugar a una activación desproporcionada, creándose el ataque de pánico.

Los síntomas son:

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento.
  • Sensación de atragantarse.
  • Opresión o malestar torácico.
  • Nauseas o molestias abdominales.
  • Inestabilidad, mareo o desmayo.
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo)
  • Miedo a perder el control o a volverse loco.
  • Miedo a morir.
  • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
  • Escalofríos o sofocaciones.


No a todo el mundo le dan los mismos síntomas, depende de la biología de cada persona. En lo que sí que coinciden todos es en que es un momento muy desagradable y aterrador. Hay incluso quien lo confunde con un ataque al corazón.

Como se ha pasado tan mal, solemos estar más activados y alerta por si se vuelve a producir, acción que consigue justo el efecto contrario al deseado, aumentando probabilidad de que se de un nuevo ataque. Se entra así en un círculo vicioso del que es difícil salir.

No obstante, hay tratamientos eficaces que pueden hacer que controlemos nuestra ansiedad de la manera adecuada y que no sea ésta la que condicione nuestras vidas, sino nosotros la que la controlemos a ella.

Tan sólo hay que dar el primer paso.

lunes, 6 de octubre de 2014

Psicoterapia, algo más que un remedio rápido

A todos nos gustaría que existiera algo instantáneo, fácil, que nos aliviara rápidamente de nuestro dolor, de nuestra angustia, de nuestro malestar, de nuestra pena.


Y no nos damos cuenta de que, por mucho daño que nos hagan, por mucho que nos afecten los acontecimientos de nuestra vida, éstos forman parte de nuestro existir, de nuestra percepción de las cosas, de nuestras vivencias e interpretaciones de éstas, de las estrategias que hayamos aprendido o que desconozcamos, de cómo nos enfrentamos a ellos según se van sucediendo.

Porque a fin de cuentas, el que seamos felices o no, depende de cómo nos enfrentamos a la vida, de aquello que nos va sucediendo y de cómo lo vivimos. Y no podemos aprender a sentirnos bien tan sólo con una pastilla. Ojalá. En este vídeo de la APA (American Psychological Association) nos explican este concepto.



Requiere un proceso, más o menos largo, más o menos difícil.

Depende de la persona, depende del problema. Requiere el identificar aquello que nos hace estar mal y aprender como cambiarlo. El adquirir herramientas y estrategias que antes no teníamos, el darnos cuenta de cosas que desconocíamos o que nos negábamos a ver. 

Requiere el darnos cuenta y reconocer que necesitamos ayuda. Una vez dado el paso, y trabajando en ello, todo se puede mejorar. Tan sólo hay que intentarlo.