viernes, 25 de mayo de 2012

¿A qué tenemos miedo?



El miedo es una respuesta normal tanto en niños como en adultos. Nos protege de aquello que puede hacernos daño, permitiéndonos el poder escapar a situaciones peligrosas que pueden derivar en daños para la persona.
Sin embargo, aunque forme parte de una respuesta normal, hay veces en que éste deja de ser algo útil para convertirse en un problema. Muchos padres se enfrentan a la pregunta acerca de si los miedos y preocupaciones que tienen sus hijos serán algo normal, si se pasará con la edad o es algo a lo que hay que prestar más atención.

Son varios los factores en los que hay que fijarse. En primer lugar hay que darse cuenta de que hay algunos miedos que son normales a lo largo del desarrollo del niño.
Así hay miedos que son característicos de determinadas edades y que con el tiempo tienden a desaparecer:


Edad
Miedos
0-2 años
Pérdida brusca de la base de sustentación, ruidos fuertes, extraños, separación de los padres, heridas, animales, oscuridad.
3-5 años
-Disminuyen: pérdida del soporte, extraños
-Se mantienen:ruidos fuertes, separación, animales, oscuridad
-Aumenta: daño físico, personas disfrazadas
6-8 años
-Disminuyen: ruidos fuertes, personas disfrazadas
-Se mantienen: separación, animales, oscuridad, daño físico
-Aumentan:seres imaginarios (brujas, fantasmas, extraterrestres..etc)tormentas, soledad, escuela.
9-12 años
-Disminuyen: separación, oscuridad, seres imaginarios, soledad.
-Se mantienen:animales, daño físico, tormentas
- Aumentan: escuela (exámenes, suspensos), aspecto físico, relaciones sociales, muerte.
13-18 años
-Disminuyen: tormentas
-Se mantienen: animales, daño físico
- Aumentan: escuela , aspecto físico, relaciones sociales, muerte.



Una vez definido el miedo, conviene hacernos además las siguientes preguntas:
  • ¿Es un miedo desproporcionado?; es decir, aquello a lo que se tiene miedo es algo que en principio no puede hacernos daño, el objeto temido es inocuo y no entraña objetivamente ninguna amenaza
  • ¿Es un miedo desadaptado?; es decir, se produce una respuesta a la situación temida mayor de lo normal, siendo notable el malestar, interfiriendo de manera significativa en la vida del niño.

El miedo siempre está presente, pero ¿Qué hacer cuando nos supera?
Si el niño posee un miedo que no es característico a su etapa de desarrollo o si presenta uno típico de su edad pero podemos responder afirmativamente a las preguntas anteriores, entonces ha llegado el momento de consultar con un profesional.
Éste se encargará tanto de ayudar al niño como de dar a los padres unas pautas adecuadas de cara a poder enfrentarse de manera satisfactoria a las situaciones temidas por su hijo.