miércoles, 12 de marzo de 2014

Cinco pasos que te ayudarán a no postergar tus tareas

Todos hemos tenido a lo largo de nuestra vida tareas que hemos ido postergando, por una u otra razón, viéndonos muchas veces incapaces de acometerla. Aquí van cinco pasos que nos pueden ayudar a realizarlas.


Primer paso: análisis de coste /beneficio

Hay muchas razones por las que dejamos de hacer las cosas, postergándolas para más adelante. Tenemos que analizar que ventajas que obtenemos de ello (es más fácil no hacer nada, puedes evitar un trabajo difícil, no corres el riesgo de fracasar....) y los inconvenientes de no hacerlo.
Aquí tenemos que ser muy sinceros con nosotros mismos y darnos cuenta de que consecuencias estamos obteniendo de postergar aquello que no queremos hacer y que beneficios obtendríamos si lo realizamos.
Al realizar un análisis de todo ello, podemos hacer un balance de costes/beneficios y ver que razones pesan más. Si los beneficios son mayores, habremos superado el primer paso. Si por el contrario son mayores los costes, convendría analizar de que manera los podemos modificar antes de continuar y que no nos obstaculicen a la hora de empezar.

Segundo paso: Organizar un plan

Si hemos decidido que las ventajas superan a las desventajas, es hora de organizar un plan de actuación, comenzando por la hora del día en que vamos a realizar la acción. Es importante ponernos un momento concreto de inicio y evitar el “ya lo empezaré mañana”.
A continuación, elaboraremos una lista con todos los posibles problemas que puedan surgir y que nos impidan llevar a cabo nuestro plan. Cuando los tengamos, podremos poner soluciones a todos esos inconvenientes, de manera que no arruinen todas nuestras buenas intenciones.




Tercer paso: facilitar la tarea

Muchas veces nos ponemos objetivos muy generales y ambiciosos: estudiar todo lo atrasado, limpiar toda la casa, bajar diez quilos de peso...y no nos damos cuenta de que la magnitud de estos objetivos basta para desanimar a cualquiera. Es mucho más útil el ir desgranándolos en pequeñas submetas de manera que sean más abarcables.

Vamos a empezar por ponernos una meta alcanzable: realizar aquello que estamos dejando durante 15 minutos, parece muy poco tiempo para hacer cualquier cosa, sin embargo, tiene muchas ventajas:

  • Al fraccionar la tarea en pequeños periodos de tiempo se hará menos agobiante
  • Como es una meta corta,la podremos alcanzar muy fácilmente. La sensación de haber logrado lo que nos hemos propuesto alivia a menudo la tensión y nos motivará a un mayor esfuerzo.
  • Si tan sólo nos hemos propuesto esos quince minutos no nos sentiremos tan tentados de postergarlo para otra ocasión.
  • Se trabaja de manera más eficaz y productiva a intervalos cortos de tiempo.

Cuarto paso: Pesar positivamente

Cuando reflexionamos acerca de porqué no hemos realizado la tarea que tenemos en mente, suelen acudir a nuestra mente pensamientos poco realistas y negativos que hacen que de una manera muy sutil nos vayamos autodecepcionando cada vez que postergamos algo.
Tenemos que cambiar los pensamientos que obstaculizan la tarea por aquellos que la faciliten. Así, por ejemplo, si tenemos que recoger la casa, cambiar la idea “Tengo que limpiar a fondo todas las habitaciones “ por “No hace falta que limpie todo hoy, pero posiblemente me sentiré mucho mejor si limpio la cocina y hago las camas.” Este es un buen pensamiento para un primer paso..

Quinto paso: Reconocer los méritos y no infravalorar los esfuerzos

Todos solemos tender a centrarnos mucho en nuestros fracasos, y no prestar atención a nuestros éxitos. De modo que felicitémonos cuando hayamos empezado la tarea, en cada paso que demos y al acabarla. La recompensa mental estimula la motivación para que hagamos más cosas en un futuro.




Es fácil hacerle frente. ¿Te pondrás hoy a ello o lo dejarás para mañana?