jueves, 26 de febrero de 2015

Duelo en niños

Nunca es fácil la pérdida de un ser querido. Es una situación a la que nunca nos gustaría enfrentarnos y de la que nos gustaría proteger siempre a cualquier niño. Sin embargo, estas situaciones son siempre inevitables y nos podemos encontrar con dudas acerca de cómo actuar con ellos para que le situación les afecte lo menos posible.

¿Cuál es la mejor manera de actuar?¿Qué decirles, cómo explicárselo? Aquí doy algunas pautas que pueden ayudarnos:

  • Ser completamente honesto.
    Muchas veces en un intento por evitar al niño sufrimiento evitamos el contarle lo ocurrido. No podemos apartarle de la realidad que está viviendo. Los niños perciben que algo pasa y afecta a los adultos. Cuanto mejor lo entiendan, más fácil será para ellos.

  • ¿Cuándo y cómo dar la noticia?
    Aunque resulte doloroso, conviene dar la noticia lo antes posible, de cara a que los niños entiendan la situación. Conviene hablar claro y evitar metáforas o eufemismos que puede que se tomen demasiado literalmente ( por ejemplo, frases como “el abuelito está dormido y ya no va a despertar”, que puede hacer que el niño tenga miedo de dormirse o “tu hermanita era demasiado buena y se ha ido al cielo”, que puede provocar cierta confusión acerca de si portarse bien es bueno o malo).


  • Explicar cómo ocurrió la muerte.
     
    Conviene hacerlo con pocas palabras y de manera sencilla y adaptada a su edad. Puede ser útil el recalcar que las personas fallecen si son muy, muy , muy , muy mayores o han estado muy, muy, muy, muy enfermas. El énfasis en los muchos "muy" hacen que el niño pueda diferenciar entre ser mayor y ser anciano o el estar un poco enfermo o con una enfermedad grave.

  • ¿Qué podemos decirles si nos preguntan el por qué?.

    Es bueno que los niños entiendan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo. Puede ayudar el hacer referencia a momentos en la vida cotidiana en los que la muerte está presente ( con animales o plantas, con ejemplo).
    En su fantasía pueden creer que algo que pensaron o dijeron causó la muerte ( frases como por ejemplo: “quiero que te vayas” “no te quiero”..etc), provocándoles muchos sentimientos de confusión o culpa. Hay que dejarles claro que no tuvieron nada que ver con ello.

  • Permitir que participe en los ritos funerarios.
        Es bueno darle la oportunidad, si así lo desea (nunca hay que obligarle a que haga algo    que no quiera), de participar en el velatorio, el funeral, el entierro...eso sí, es aconsejable el explicarle con antelación que es lo que se va encontrar y el porqué de esos ritos.

  • Animarle a expresar lo que siente.
Los niños viven emociones intensas tras la pérdida del ser querido. Si la familia acepta y valida estos sentimientos, les será más fácil expresarlos.


  • Mantenerse física y emocionalmente cerca del niño.
Permitirle estar cerca, abrazos, caricias, besos..., harán que nos noten cercanos y que les demos más seguridad. Es bueno decirles que aunque estemos muy tristes por lo ocurrido vamos a ocuparnos de él lo mejor posible.


Síntomas y señales de alerta

Es inevitable el que durante un periodo de tiempo estén más afectados, al igual que nos ocurre a los adultos. Sin embargo, conviene estar atento a algunos signos de alerta tales como:

  • Exceso de llanto durante periodos prolongados.

  • Rabietas frecuentes y prolongadas.

  • Apatía e insensibilidad.

  • Un periodo prolongado en el que el niño pierde interés por los amigos y actividades que solían gustarle.

  • Frecuentes pesadillas y problemas de sueño.

  • Miedo a quedarse solo.

  • Comportamiento infantil durante un tiempo prolongado (por ejemplo, hacerse pis, hablar como un bebé, pedir comida a menudo...)

  • Frecuentes dolores de cabeza solos o acompañados de otras dolencias físicas.

  • Imitación excesiva de la persona fallecida y expresiones repetidas de la voluntad de reencontrarse con él/ella.

  • Importantes cambios en el rendimiento escolar o no querer a ir a la escuela.

Todos ellos son síntomas que se pueden dar en un proceso de duelo normal. Sin embargo, la presencia prolongada de alguno o varios de estos signos puede indicar la existencia de una depresión o de un sentimiento de dolor sin resolver. Si esto es así, conviene pedir ayuda a un profesional para que valore la situación, facilite la aceptación de la muerte y asesore a la familia en el proceso de duelo.

jueves, 19 de febrero de 2015

Kit de emergencia para un mal día

Todos podemos tener un mal día, una mala semana. Puede ser una mala época que pasará o algo que nos hunda del todo. ¿De qué depende?. ¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor? Aquí desarrollo una serie de consejos que pueden ayudarnos. 


  • En primer lugar. ¿Tan horrible es? Está claro que si nos ha afectado es porque es algo malo, pero tenemos que ver hasta que punto. Por ejemplo, no podemos comparar una bronca de nuestro jefe con un despido, aunque muchas veces nos sintamos igual de mal. Veamos las cosas con un poco de perspectiva. Puede que nos demos cuenta de que en general nuestro jefe está contento con nuestro trabajo, aunque hoy de manera puntual no le haya gustado lo que hemos hecho.



  • No generalizar. El que en un momento dado nos salga algo mal no implica que el resto de nuestra vida vaya fatal, aunque nos sintamos así, tenemos que mirar todo en su conjunto. Incluso, podemos ver nuestra vida en general. Puede que no tengamos trabajo, pero tenemos una familia con la que estamos bien o viceversa, o puede que con lo que tengamos problemas es con nuestra pareja y estemos satisfechos en otros ámbitos. Cuidado con ideas del tipo “ Todo es un desastre” “Nada me va bien”, porque no suelen ser verdad y hacen mucho daño.

  • Darnos permiso para cometer errores. Todos podemos perdonar el que personas de su entorno se equivoquen, pero toleramos mucho peor el que nosotros hayamos cometido alguno, sobre todo si somos muy autoexigentes. Este modo de pensar puede ser incluso contraproducente. Si estamos todo el tiempo en tensión por si nos equivocamos , es mucho más fácil que cometamos aquellos errores que queremos evitar.


  • Cuídate. Parece una tontería , pero cuando nos encontramos mal, dejamos de lado aquellas pequeña cosas que nos harían sentirnos mejor: una ducha larga o un baño caliente, prepararnos una comida sabrosa, el hacer algo divertido , escuchar música alegre..



  • En lugar de ello lo que solemos hacer es el quedarnos quietos y solos dando vueltas al problema. Ya vimos cómo había que preocuparse ( puedes verlo pinchando aquí ) de manera adecuada.
      
  • No creas todo lo que piensas, pensar en caliente nunca es bueno. Cuando tenemos una emoción negativa muy fuerte, ya sea tristeza, enfado...etc, tendemos a ver las cosas de una manera mucho más negativa de cómo son realmente. Es mejor esperar que se pase de cara a analizar lo ocurrido y buscarle una solución.

  • Habla con alguien. La otra persona no va a poder solucionar lo ocurrido, pero simplemente el poder contar lo pasado nos ayuda a tomar perspectiva de ello. Además, el desahogarnos hace que nos sintamos algo mejor. Si no tienes a nadie con quien hablar, puede ayudarte el escribir el cómo te sientes, es otra manera de desahogarte. Cuando lo hayas hecho vuelve a leerlo y planteate cómo podrías enfocar lo ocurrido de otra forma.

En definitiva, tenemos que darnos cuenta de que no podemos controlar nuestro exterior. No podemos evitar que nuestro jefe nos grite, que nuestra pareja se enfade o que pierda nuestro equipo, pero si que podemos controlar el cómo nos sentimos. Hay una diferencia enorme entre que lo ocurrido sea algo catastrófico o el que sea algo malo pero con lo que podremos sobrevivir.
La decisión está en nosotros.

jueves, 12 de febrero de 2015

Seis creencias que pueden afectar a tu relación de pareja

Se acerca San Valentín y con él la proclamación y exaltación del amor romántico y de la pareja. Más allá de lo que podamos ver en las películas y en las novelas románticas, luego nos encontramos con el día a día y con que no todo es tan bonito ni tan perfecto como lo pintan.

Fruto de este estereotipo acerca de como debería ser una pareja , surgen muchas ideas erróneas acerca de cómo debería ser una relación perfecta, surgiendo aquí los problemas. Aquí comento algunas de ellas:
  1. Si realmente me quiere, ha de adivinar qué es lo que yo quiero y necesito.

    Parece que cuando alguien se enamora de nosotros debe ser extraordinariamente perceptivo y darse cuenta de todo lo que nos ocurre incluso si tratamos de ocultárselo. Si que es verdad que hay gente más o menos observadora, o que se fije más o menos en pequeños detalles, pero incluso para la persona más atenta muchas veces es imposible adivinar qué es lo que nos ocurre o que necesitamos si no se lo contamos. Es mucho más fácil que consigamos que la otra persona cambie aquello que nos hace daño si se lo decimos, y no si esperamos a que “adivine” cual es el problema.




  2. Si me quiere ha de mostrarse siempre considerado y amable conmigo.
    Está claro que siempre debemos pedirle a nuestra pareja que nos trate con respeto, pero también tenemos que asumir que como cualquier persona tiene derecho a tener un mal día y eso no significa que no te quiera en absoluto. Aquí la clave está en hacer ver a la persona que no nos gusta su comportamiento, haciendo que cambie de actitud, no en dar por hecho que no nos quiere.

  3. Creo que no es justo que mi pareja realice actividades que yo no puedo compartir ni que tenga aficiones que yo no comparto.
    Esta idea está presente en muchas parejas. O hacemos todo juntos o entonces no se hace. Hay que darnos cuenta de que es muy complicado el que dos personas tengan exactamente los mismos gustos y aficiones y que compartan absolutamente todo. ¿Tan malo es que de vez en cuando se realicen actividades de manera individual? Eso va a enriquecer la vida de cada uno, reportando de manera positiva en la pareja

  4. Creo que mi pareja debería renunciar a sus antiguas amistades porque ahora nos tenemos el uno al otro.
    Claro que cuando tenemos una relación de pareja, el otro es una de las personas más importantes de nuestra vida, pero eso no implica el que haya otros con los que también disfrutemos.
    El estar en pareja debe enriquecer nuestra vida, no empobrecerla. El ser humano es un animal social, le gusta estar con otras personas. Está claro que cuando estamos en una relación la persona con la que más nos apetezca estar sea nuestra pareja, pero también disfrutamos con amigos, familia...etc, y no hay por qué renunciar a ellos.
    Es más, muchas veces ocurre que la relación se rompe y nos damos cuenta de que nos hemos aislado tanto que no tenemos a nadie más.
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  5. Si no se da cuenta de lo que ocurre es que no le importo en absoluto.
    Hay muchas razones por las que no somos conscientes de los problemas que hay. O bien somos poco observadores, o vemos solo aquello que queremos ver, o estamos tan inmersos en otros problemas que no vemos los existentes en la pareja, o simplemente, que la otra persona nunca nos ha dicho que es lo que va mal a la espera de que lo adivinemos.
    Como ya he dicho, hay muchísimas, pero por lo general solemos dar por hecho que a la otra persona no le importa para nada.

  6. Creo que si verdaderamente me quiere, ha de estar dispuesto a hacer cualquier sacrificio por mi.
    Esta es muchas veces una idea peligrosa. Claro que tenemos derecho a pedir a la otra persona que haga cambios, que haga determinadas cosas..etc, pero la otra persona también tiene derecho a decir que no, porque no pueda o porque no quiere, y eso no quiere decir que su amor sea más o menos sincero.
    Aquí debemos plantearnos hasta que punto es importante esa petición para nosotros y en cuánto sacrificio tendría que hacer el otro. No podemos obligar a nadie a que haga nada, ni menos chantajearle con el cariño que nos pueda tener. Las pruebas de amor quedaban bien en los libros de caballería, pero no en la vida real dondelos dos miembros de la pareja son iguales.

    En este cuento, podemos ver un ejemplo de ello:

En resumen, que una relación de pareja no puede empobrecer a la persona, al contrario, lo que hace es enriquecer su vida. No es restar, es sumar algo muy bonito y placentero a tu vida.

De hecho, el que una relación vaya bien, no depende de la inexistencia de problemas, sino de la capacidad de ambos miembros para superarlos, de la comunicación entre ellos y la asunción de que de ambos, y no de uno solo, es la responsabilidad de que la relación funcione.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Control de la ira. Cuando los enfados pueden ser un problema.

Todo el mundo nos enfadamos en un momento u otro de nuestra vida. Y ésta es una conducta adaptativa, nos permite el cambiar aquello que nos molesta o que consideramos injusto. El problema está en que muchas veces, este enfado se da en situaciones que no tendrían porqué generar esta respuesta o, aunque éste esté justificado, es desproporcionado con aquello que nos ha enfadado, tanto en duración como en intensidad.

Es aquí cuando se habla de problemas de ira o de control del enfado. Muchas veces la persona que lo sufre no se da cuenta de ello, y es porque las consecuencias a corto plazo son muy positivas. Todo el mundo a mi alrededor empieza a temer mi reacción, por lo que intentarán no contrariarme, saliendo mi actitud muy reforzada. Empezarán a decir que tengo muy mal genio y nos diremos a nosotros mismos que soy así, y que no tengo porqué cambiar.

Sin embargo, las consecuencias a medio largo plazo, no son tan positivas, más bien al contrario, como pueden ser un deterioro en nuestras relaciones con los demás ( a nadie le gusta que se le trate mal), problemas laborales, incompatibilidad con situaciones que requieran paciencia, sentimientos negativos hacia uno mismo ( cuando estamos tranquilos no estamos orgullosos de nuestro comportamiento)...etc.



Uno de los principales problemas a la hora de enfrentarnos a este problema es que la persona no suele tener conciencia del problema. Se habla de diferentes etapas por las que se pasa hasta que se de lugar el cambio.

  • Precontemplación
No hay conciencia del problema ni intención de cambiar. Dentro de esta fase se puede distinguir entre:
  • Acontemplación
Hay un desconocimiento total del problema. Todavía no le han llegado mensajes negativos de su entorno.
  • Anticontemplación
La persona se resiste al cambio. La culpa siempre es de los demás o de la situación, considerando que no tienen nada que cambiar.

  • Contemplación
La persona valora los pros y los contras de cambiar pero no hay un compromiso firme de hacerlo.



  • Preparación
La persona ha tomado la decisión de cambiar y da pasos activos para provocarlo.

  • Acción
La persona está en proceso de cambio dedicando esfuerzo, interés y tiempo en ello.

  • Mantenimiento
El cambio se mantiene en el tiempo.



Tenemos que darnos cuenta de que si hay una persona con este tipo de problemas en nuestro entorno debemos hacerle ver cómo su comportamiento nos está afectando, tanto a nosotros como a los demás, ya que es la única manera de que tomen conciencia de que existe un problema y se planteen el empezar a cambiarlo. Además, conviene el sugerirles que si no son capaces de controlarlo, que acudan a un especialista. Aquí doy pautas para ello.

Si nosotros mismos nos hemos visto reflejados en estas conductas alguna vez conviene plantearnos hasta que punto el enfado controla nuestra vida. Por lo general, estos enfados van dirigidos a las personas que más queremos ¿Realmente se merecen que las tratemos así? Porque podemos disculparnos después, intentar compensar, pero el daño ya está hecho.

Es hora de aprender a controlarnos ¿En qué fase te encuentras?