martes, 28 de abril de 2015

Enuresis infantil, problemas en el control de la orina.

Se entiende por enuresis a la emisión repetida de orina involuntaria o intencionada, en lugares inapropiados, como son la cama o la ropa, en niños mayores de cinco años, edad en la que se supone que el niño ya ha desarrollado un control urinario.

Si bien es un problema que se puede esconder o mitigar mediante pañales o empapadores en la cama, conviene el prestarle la atención necesaria y solucionarlo, de manera que la calidad de vida del niño mejore. Así, es muy desagradable para cualquiera el dormir fuera de casa y tener que llevar pañal, o el estar cambiando las sábanas cada noche, junto con el impacto negativo para la autoestima del niño que ello supone.

Aquí doy algunas claves acerca de este problema:

¿Cuándo debo empezar a preocuparme?

Hay que tener en cuenta el desarrollo normal del niño. Así, el control de la orina se va desarrollando entre los tres y los cinco años de edad. Es a partir de esta edad cuando debemos considerar que hay un problema. Asimismo, hay que tener en cuenta que las niñas suelen adquirir este control más rápido que los niños, existiendo un desfase que puede ir desde sólo unos meses hasta los dos o tres años.




¿Que tipos de enuresis existen?

Se puede distinguir entre:
  • Primaria: el niño o niña no ha llegado nunca a aprender del todo a controlar sus esfínteres. Suele relacionarse con factores de aprendizaje y problemas fisiológicos o del desarrollo.
  • Secundaria: el niño o niña ha llegado a controlarse durante un periodo mínimo de seis meses y luego vuelve a descontrolarse. Suele asociarse a problemas emocionales o sucesos estresantes.

Asímismo, en función del momento en que se produzca se habla de :
  • Nocturna: se produce sólo por la noche
  • Diurna: se produce sólo durante el día
  • Mixta: hay episodios de incontinencia tanto durante el día como durante la noche.

¿Qué factores pueden contribuir a que se de?

  • Factores fisiológicos: se ha hablado de factores tales como una hiperactividad del detrusor (es el músculo que controla la micción), una sobreproducción de orina durante la noche o la existencia de un sueño excesivamente profundo o de dificultades para despertar ante la sensación de vejiga llena.
  • Factores genéticos: diferentes estudios han demostrado que en aproximadamente el 75% de todos los casos existe un familiar biológico de primer grado con antecedentes de enuresis.
  • Factores de aprendizaje: la existencia de pautas inadecuadas o la presencia de circunstancias adversas que hayan dificultado el aprendizaje de dichas pautas.

¿Qué evolución tiene?

Por lo general, en casos de enuresis leve o moderada van mejorando con la edad, llegando incluso a desaparecer. Sin embargo en los casos más severos puede llegar a haber incluso un repunte si no se trata adecuadamente.
De igual modo, la enuresis secundaria, más asociada a sucesos estresantes o problemas emocionales, es mucho más difícil que desaparezca con la edad si no se tratan primero dichos problemas.

¿Qué hacer?

En estos casos lo recomendable es en primer lugar una evaluación médica, de cara a comprobar si existe alguna anomalía de tipo urológico o neurólogico.
Una vez visitado al pediatra y eliminada la posibilidad de un problema médico conviene acudir a un psicólogo, de manera que pueda evaluar que causas están influyendo en que éste problema se haya producido y se mantenga y pueda dar las pautas adecuadas de tratamiento.

martes, 21 de abril de 2015

Derechos asertivos (segunda parte)





En una entrada anterior empecé a hablar de los derechos asertivos ( puedes verla aquí), es decir, derechos que tenemos todo el mundo a la hora de relacionarnos. Sin embargo, podemos tener ideas erróneas que nos dificulten el relacionarnos con los demás. En la entrada anterior desarrollé algunas de ellas, aquí dejo algunas más.
  1. No hay que interrumpir nunca a la gente, hacer preguntas denota estupidez.
    Parece algo bastante obvio, pero muchas veces actuamos en función de esta idea. Por ejemplo, cuando vamos al médico y no nos atrevemos a pedirle que nos explique nuestro diagnóstico, o dejamos el coche en el taller sin tener ni idea de qué es lo que le van a hacer.


    Claro que tenemos derecho a interrumpir para pedir una aclaración, o para preguntar aquello que no hemos entendido. No estamos obligados a ser unos expertos en todas las materias, por lo que es normal que necesitemos que nos aclaren o expliquen algunas cosas.
     

  2. Las cosas podrían ser aún peores de lo que son. No hay que tentar a la suerte.
    Esta idea es muy peligrosa ya que implica que debemos quedarnos sin hacer nada cuando las cosas van mal. Tenemos perfecto derecho a intentar un cambio, a buscar las estrategias para hacer frente a la situación. Aunque las cosas no vayan del todo bien, psicológicamente lo afrontaremos mejor sabiendo que hemos intentado hacer algo que si constatamos que no hemos hecho nada.

  3. No hay que hacer perder a los demás su valioso tiempo con los problemas de uno.
    Para la mayor parte de la gente, el tema preferido que van a tener de conversación es acerca de ellos mismos. Y no porque sean más o menos egoístas, sino porque (obviamente) es el tema que más les afecta. 
    Por eso las personas que saben escuchar y no hablan de ellos mismos son tan apreciadas, nos sentimos muy bien con ellos, sin pararnos a pensar en cómo estarán.

     Y caemos en ideas equivocadas como “ no quiero molestarle” “seguro que no le interesa, sino, habría preguntado”,”el cómo estoy yo no es interesante”.

    Tenemos que tener claro que tenemos todo el derecho del mundo a pedir ayuda o apoyo emocional, aunque nunca lo hayamos hecho en el pasado, y plantearnos el que si los demás no nos preguntan cómo estamos se debe realmente a que no les interesa (que es lo que solemos pensar) o a que nunca les contamos nada y han dejado de preguntar. 

    Es por ello que tenemos que acostumbrar también a las personas de nuestro entorno a escucharnos, al igual que nosotros las escuchamos a ellas. De este modo , nuestras relaciones serán más sanas, nosotros nos sentiremos mejor al poder compartir con los otros y los demás (aunque nos parezca sorprendente) se sentirán más cercanos a nosotros y agradecerán la oportunidad de poder apoyarnos de la misma manera que hemos hecho con ellos. 

    Démosles la oportunidad de devolvernos el favor.


  4. A la gente no le gusta escuchar que uno se encuentra mal, así que es mejor guardárselo para sí.
    Esta idea está muy relacionada con la anterior. Claro que a nadie a quien le importemos le gusta escuchar que estamos mal, pero se sentirán mucho peor cuando se enteren por otra vía y vean que no hemos tenido la confianza como para decírselo y permitir que nos apoyen o ayuden. Tenemos todo el derecho del mundo a sentir y expresar el dolor, incluso si a la otra persona no le gusta.



  5. Cuando alguien se molesta en dar un consejo, es mejor tomarlo seriamente en cuenta, porque suele tener razón.
    Tenemos derecho a ignorar los consejos de los demás y a tomar nuestras propias decisiones. Los consejos son la mejor opción para la persona que los da, pero no tiene porqué ser la nuestra. 

     
  6. La satisfacción de saber que se ha hecho algo bien es la mejor recompensa. A la gente no le gustan los alardes; la gente que triunfa, en el fondo cae mal y es envidiada. Hay que ser humilde ante los halagos.
    Tenemos derecho a recibir el reconocimiento formal por un trabajo bien hecho. 

    Estamos muy acostumbrados a la crítica y muy poco a que nos reconozcan las cosas que hacemos bien, por lo que se trata de equilibrar un poco la balanza.

    Obviamente la idea no es ir alardeando por todo lo que hacemos, pero sí reconocernos ante nosotros mismos y ante los demás las cosas que hemos hecho bien, y sobre todo aquellas que nos hayan costado mucho esfuerzo o hayan sido especialmente difíciles para nosotros.

miércoles, 15 de abril de 2015

¿Tienes hijos? Puede que estos libros te ayuden

Muchas veces nos encontramos con situaciones que no sabemos como controlar o afrontar con nuestros hijos, o nos planteamos como podemos enseñarles determinados hábitos o conceptos.

Aquí expongo una serie de libros que me parecen muy útiles a la hora de tratar con niños, no a nivel de terapia ( aunque algunas veces también me han ayudado a complementar las que realizo), sino en el día a día , que es cuando nos pueden surgir pequeñas dudas. 

En cualquier caso, y cuando el problema vaya más allá o no nos veamos capaces de gestionarlo, mi recomendación es acudir al especialista, que es el que mejor nos puede guiar.



 Cuentos para comer sin cuentos, Ángel Peralbo, Silvia Álava, Mila Cahue, Cristina Palmer
Editorial: La esfera de los libros

En este libro se describen diferentes problemas que puedan tener los niños a la hora de comer, como pueden ser el que coman alimentos de un sólo tipo o color, el que coman demasiado despacio o demasiado lento, la adquisición de buenos hábitos y pautas adecuadas de comportamiento durante la comida..etc
Todo ello a través de cuentos con personajes con los que el niño puede identificarse y de pautas y actividades para los padres , de manera que puedan trabajar junto con los niños lo visto en el cuento.
Para más información y pautas acerca de este tema, pincha aquí.




Tranquilos y atentos como una rana, Eline Snel
Editorial: Kairós

Es muy difícil el enseñar a los niños que se calmen y relajen, pero en este libro se ofrecen muchas pautas para conseguir tanto una relajación física como el introducirles en la meditación, de una forma bastante amena y con bastantes ejemplos. Incluye además un CD con los ejercicios propuestos.









Emocionario (varios autores)
Ed: Palabras Aladas .


Muchas veces nos sentimos mal pero no sabemos identificar qué emociones estamos experimentando. Así, podemos estar mal pero ¿cómo?: tristes, melancólicos, frustrados, decepcionados..., o sentirnos bien pero ¿Felices, contentos, aliviados, ilusionados...?
El poder ponerle nombre a nuestra emoción nos ayuda a poder entenderla y gestionarla mejor.
Este libro es un diccionario de emociones, con ilustraciones muy vistosas que llaman la atención de los niños. En su web además, puedes descargarte de manera gratuita fichas para trabajar cada emoción en concreto.



El mar a rayas, Susana Barragués Sainz, CarlosJ. Cecilia il.
Editorial :A fortiori




Un cuento que trata el tema del divorcio, haciendo ver que muchas veces es mejor la separación de los padres que el vivir siempre peleados, y aboga por un concepto de familia en el que los padres no tienen porqué estar juntos para poder ser todos felices.
Para más información acerca de como el divorcio puede afectar a nuestros hijo, doy más información aquí.







Nana vieja. Margaret Wild, Ron Brooks
Editorial: Ekaré

 

Historia que toca el tema de la muerte de un ser querido, en este caso, la abuela de al protagonista. De una manera muy sutil y sin entrar en dramatismos, nos va narrando la despedida, tanto de la abuela como de la nieta.
Para el duelo en niños, doy más información aquí.

martes, 7 de abril de 2015

Derechos asertivos ¿Los conoces? (Parte 1)

Todo el mundo tenemos unos derechos a la hora de relacionarnos con los demás, de manera que podamos afrontar los problemas que puedan surgir y seamos capaces de defender nuestros intereses sin atropellar a los de la otra persona. Esto es lo que se llama un comportamiento asertivo.

Sin embargo, estamos inmersos en una serie de supuestos erróneos que hacen que nuestras relaciones sean mucho más difíciles. Son ideas que nos podemos creer en mayor o menor medida pero que dificultan mucho nuestra interacción con otros. A lo largo de este artículo y de otros posteriores, iré desarrollándolos .

¿Te reconoces en alguno de ellos?



  1.  Es ser egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás.

    Tan malo es situarte en un extremo como en otro. Tenemos derecho a ponernos en primer lugar algunas veces. La clave aquí está en que nos demos cuenta de que tenemos la posibilidad de elegir, y no dar por echo que siempre tenemos que dejar nuestros intereses de lado.
    También es importante darnos cuenta de que mensaje le estamos mandando a los demás. Si les acostumbramos a que siempre nos hacemos a un lado para que ellos estén bien, llegará un momento en que nuestro entorno nos lo exigirá y nunca nos tendrá en cuenta.

  2. Es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada para cada ocasión.

    Obviamente a nadie nos gusta el cometerlos, pero tenemos que darnos cuenta de que somos personas y no máquinas, por lo que de vez en cuando nos equivocaremos, y tenemos todo el derecho del mundo a hacerlo. Si a nadie de nuestro entorno le exigimos la perfección ¿por qué nos la exigimos a nosotros mismos?
     

  3. Si uno no puede convencer a los demás de que sus sentimientos son razonables, debe ser que está equivocado o bien que se está volviendo loco.

    Muchas veces habremos escuchado la frase “ No sé porqué te enfadas” o “No deberías ponerte así” ante una situación determinada. Tenemos que darnos cuenta de que somos nosotros los únicos que podemos juzgar nuestros sentimientos y aceptarlos como válidos. No podemos controlar lo que sentimos, por lo que no podemos sentirnos juzgados o criticados por ello. Eso sí, somos los únicos responsables de nuestras emociones, por lo que de nosotros depende el cambiarlas, matizarlas o trabajar con aquellas más negativas que tengamos.


  4. Hay que respetar los puntos de vista de los demás, especialmente si desempeñan algún cargo de autoridad. Hay que guardarse las diferencias de opinión para uno mismo. Escuchar y aprender.

    Tenemos derecho a tener nuestras propias opiniones e ideas, y a expresarlas cuando queramos. Como con todo, la clave está no en imponerlas, sino en expresarlas de la manera adecuada.
    De este modo acostumbraremos a nuestro entorno a escuchar nuestras opiniones. Muchas veces no hablamos por miedo a que los demás nos rechacen, cuando no nos damos cuenta de que, socialmente hablando, es siempre mucho más interesante una persona que expresa sus opiniones que alguien que siempre está de acuerdo con lo que dices.

  5. Hay que intentar ser siempre lógico y consecuente.

    Tenemos derecho a cambiar de idea o de línea de acción sin sentirnos mal por ello. Es normal que nos guste tener una cierta coherencia, pero también tenemos que darnos la oportunidad de ser flexibles, de aceptar otros puntos de vista o, simplemente, a cambiar muchas veces “porque sí”. Y no hay nada malo en ello.

  6. Hay que ser flexible y adaptarse. Cada uno tiene sus motivos para hacer las cosas y no es de buena educación interrogar a la gente.

    Tenemos derecho a la crítica y a protestar por un trato injusto. Cuando algo no nos parezca bien o queramos un cambio, tenemos todo el derecho a protestar.