miércoles, 30 de septiembre de 2015

Autoestima, qué es y cómo mejorarla

Existen muchas definiciones de autoestima. Se la podría describir como el resultado de la opinión que una persona tiene sobre si misma: de su apariencia física, de sus aptitudes, de sus éxitos profesionales y personales, de la riqueza de su vida afectiva...etc.

Hay quien incluso la define en los dos siguientes puntos:

  • Percepción de una aptitud personal, es decir, de que somos capaces de hacer cosas, conseguir nuestros objetivos y proyectos.

  • La convicción íntima de tener valor como persona. Es decir, hagamos bien o mal las cosas, siempre vamos siempre vamos a ser valiosos, simplemente por el mero hecho de existir.

Ahora bien, ¿Cómo podemos mejorarla? ¿Qué cosas pueden influir en que tengamos una autoestima más o menos sana?

  • Construye una imagen realista de tí mismo . La autoimagen, o como nos vemos a nosotros mismos depende, de los mensajes que nos mandan los demás y, sobre todo, de los mensajes que nos mandamos nosotros mismos. 

    Si, por ejemplo nos han dicho toda la vida que somos unos torpes, acabaremos   creyéndonoslo. Sin embargo si empezamos a reflexionar y nos damos cuenta de que hacemos muchas cosas bien, esa imagen de torpe desparecerá, dando paso a una más realista. 

    Por otro lado, hay que diferenciar entre ser torpe, malo, tonto..etc y comportarnos de manera torpe, mala o tonta. Todos tenemos derecho a equivocarnos y cometer errores y eso no significa que siempre lo hagamos mal.


  • Ten cuidado con tu diálogo interno, es decir, el cómo nos hablamos a nosotros mismos. Muchas veces nos tratamos peor que a nuestro mayor enemigo, castigándonos y regañándonos continuamente. 

    No se trata de no animarnos a seguir o de no ver nuestros errores, sino de hablarnos de una manera comprensiva. Así por ejemplo, no es lo mismo decirnos:

     “ eres un desastre, no deberías tener este tipo de errores, siempre te equivocas, todo lo haces mal” .

    que el decirnos: 

    Bien, he cometido un error. No me gusta cometerlos, pero puedo equivocarme como todo el mundo. Para la próxima estaré más atento para no volver a equivocarme”.



  • Defiende tus derechos (pincha aquí para conocer tus derechos asertivos) y ten un comportamiento asertivo con los demás. Nuestra opinión vale lo mismo que la de los otros, al igual que nuestros sentimientos y emociones. Si nosotros somos los primeros que no nos valoramos, es más difícil que el resto lo haga también.

  • Evita la procastinación, es decir, la tendencia a dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. 

    Muchas veces, y sobre todo cuando la tarea es difícil o nos pone nerviosos tendemos a postergarla en el tiempo. Esto hace que nos sintamos mal con nosotros mismos y que nos juzguemos de una manera muy negativa. A partir de aquí, entramos en un círculo vicioso. Como nos sentimos mal, no hacemos las cosas, sintiéndonos cada vez peor y disminuyendo cada vez más la posibilidad de que nos pongamos a ello.

    Sin embargo, cuando hemos hecho algo que consideramos difícil, el efecto es el contrario; nos sentimos muy bien con nosotros mismos, aumentando la posibilidad de que hagamos cada vez más tareas. Nos sentiremos eficaces y nuestra autoestima aumentará.


  • Reflexiona y reconócete tus aciertos y logros. Todos hemos hecho cosas bien y mal a lo largo de nuestra vida, pero siempre tendemos a centrarnos más en lo negativo. Cada uno sabemos qué es lo que más nos ha costado conseguir, de qué estamos orgullosos.

    Un ejercicio muy útil es reflexionar al final de cada día sobre aquellas cosas que hayamos hecho bien durante toda la jornada. No hace falta que sean grandes cosas, pero si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta de la cantidad de éstas y de como, por lo general, no le damos ninguna importancia.



    En definitiva, la autoestima depende de muchos aspectos, pero está claro que tenemos un papel muy importante de cara a que ésta sea alta o baja. Si a pesar de todo, no se consigue que la autoestima mejore, quizá ha llegado el momento de consultar a un profesional para que nos ayude de una manera más específica y personalizada.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Cómo ayudar a alguien con depresión?

Muchas veces me encuentro con que las personas que conviven con una persona con depresión se encuentran perdidas a la hora de cómo tratar con ellas ¿Hay que estar todo el día encima o dejarle solo? ¿Qué hacer cuando se niega a hacer nada?¿Sirve de algo enfadarme con él o ella? Aquí doy algunas pautas:

  • En primer lugar, es importante armarnos de paciencia y entender lo que está pasando la persona. Cuando estamos deprimidos no tenemos ganas de hacer nada, tareas que antes eran placenteras y hacíamos sin dificultad ahora nos suponen un esfuerzo imposible. En este enlace explico en qué consiste la depresión.

  • En segundo lugar es importante escucharle, hacerle ver que estamos ahí, para ayudarle y apoyarle en lo que haga falta, que entendemos que lo está pasando mal, pero que puede salir de ella.



  • Es importante hablar , pero no todo el tiempo de lo mal que está. En personas con depresión es muy normal el que rumíen sus preocupaciones y problemas y les cueste pensar en otra cosa. Es importante que se sientan escuchados, pero también deben centrar su atención es otros temas, y ahí si que les podemos ayudar también.

  • Tenemos que animar a la persona de manera continua y constante a que vaya haciendo cosas y moviéndose. Es lo que en consulta llamamos activación conductual. Cuando alguien está deprimido tiende a no realizar ninguna actividad, a quedarse quieto e incluso a no levantarse de la cama. Es importante que salga de casa, que haga cosas que antes le gustaban, aunque ahora no tenga ganas o no lo disfrute tanto como antes. Poco a poco, la persona deprimida se irá encontrando mejor.


  • Animar, pero sin enfadarnos. Es muy probable que la persona se niegue a salir o a hacer algo y es entendible que nos enfademos. Aquí es importante no perder la alma y volver a intentarlo más tarde. Se consiguen más cosas siendo constantes que con una gran pelea, que sólo hará que la persona con depresión se sienta peor.

  • Es importante no condicionar nuestra vida a la de la persona con depresión. En consulta he tenido muchas parejas en las que ha empezado a estar deprimido uno de los dos y ha arrastrado al otro. Si tenemos que salir, si hemos quedado con otras personas, o nos apetece hacer algo es importante que lo hagamos, animando al otro a que nos acompañe, pero no cancelando nuestros planes si el otro no quiere venir. Es mucho más fácil que se anime a salir si ve que se queda solo que si ve que nos quedamos en casa.


  • No convertirle en un inválido/a. Cuando alguien a quien queremos se encuentra mal, es muy normal que tendamos a hacerle la vida un poco más fácil, ayudándolo o haciendo sus tareas. Sin embargo , en una persona con depresión, el efecto es justo el contrario. Se sentirá mal por tener que molestar al otro y, lo que es peor, la creencia de que no es capaz de hacer las cosas cada vez se hará más y más fuerte.


  • Tener en cuenta de que aunque la persona haya cambiado, nuestro ser querido sigue ahí, debajo de capas y capas de tristeza. Es importante tenerlo en cuenta para no desesperanzarnos y seguir luchando. La depresión se puede superar y podemos volver a ser los de antes.

  • Por último, es importante que esté recibiendo el tratamiento adecuado. Si la persona no lo está recibiendo es importante el convencerlo para que lo haga ( doy algunas pautas aquí ). Si por el contrario, está acudiendo a un profesional , es importante que le preguntemos todas nuestras dudas y nos aconseje de la mejor manera de proceder.


    La Organización Mundial de la Salud publicó un vídeo que trata también este tema, de una forma muy clara.



    En definitiva. Es duro el acompañar a alguien con depresión, pero debemos ser conscientes de lo que podemos hacer y lo que no. Y si nos vemos sobrepasados, el pedir ayuda.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Fobia social

En un apartado anterior hablé de las fobias y de cómo nos pueden afectar (puedes leerlo pinchando aquí ). Sin embargo existe un tipo de fobia en particular que difiere mucho de las otras, la denominada fobia social.
No es tanto el miedo a las personas como el miedo al rechazo o a una evaluación negativa por parte de los otros. 

Me parece especialmente interesante el hablar de ella dado que muchas personas no son conscientes de que la padecen considerando, simplemente, que son excesivamente tímidas y, que al ser un rasgo de personalidad, no se puede modificar. Esta idea, totalmente equivocada, genera mucho sufrimiento en la persona, impidiéndole no sólo el pedir ayuda, sino también el ser conscientes de que esto se puede cambiar y de que son perfectamente capaces de actuar socialmente de manera adecuada si se trabaja en ello.

¿En qué consiste?

Es un miedo intenso y persistente en respuesta a una o más situaciones sociales o actuaciones en público, como pueden ser el dar una charla, iniciar o mantener conversaciones (especialmente con desconocidos), relacionarse con el sexo opuesto, conocer a gente nueva, hacer reclamaciones, rechazar peticiones, expresar desacuerdo, interactuar con figuras de autoridad, ser observado...etc. Dado que la persona no quiere actuar ni mostrase de una manera que sea embarazosa o humillante tiende a evitarlas, aislándose socialmente.



¿Es lo mismo que la timidez?

No. Una persona puede ser tímida y relacionarse de una manera adecuada con su entorno. Una persona con fobia social ve como ésta interfiere en su vida cotidiana, impidiéndole el llevar una vida normal.

¿Como se manifiesta?

Se puede manifestar de muchas maneras:

  • Nivel corporal: Las reacciones más comunes son taquicardia, palpitaciones, temblor ( voz, manos), sudoración, sonrojamiento, tensión muscular, malestar gastrointestinal (p.ej, sensación de vacío en el estómago o diarrea) boca seca, escalofríos, dificultad para tragar, náuseas y urgencia urinaria .

  • Nivel mental: Se da un bloqueo mental, con dificultades para pensar, encontrar las palabras o concentrase. Se dan temores tales como el no saber comportarse de manera adecuada, a ser visto como alguien poco interesante, a que se noten los síntomas corporales, a la crítica, al rechazo y a la evaluación negativa “Qué van a pensar de mi”..etc


  • Nivel conductual Tienden a evitar situaciones sociales o si ven obligados a estar en ellas intentan pasar lo más desapercibidos posibles.

¿Por qué surge y se mantiene?

Por lo general se suele dar en personas con cierta predisposición a la ansiedad, que han vivido o presenciado situaciones estresantes socialmente ( han sufrido burlas, desprecios, han sido víctimas de acoso...etc) o bien no han aprendido de pequeños a relacionarse socialmente de manera eficaz, ya sea porque los padres sean también muy tímidos, porque no ha tenido oportunidad,... etc.

Cuando una persona con fobia social se enfrenta a una situación que teme, anticipa lo que le va a ocurrir, y siempre de manera negativa ( p.ej: se van a reír de mi, me voy a quedar en blanco..etc), por lo que, o bien la evita, no enfrentándose nunca a su miedo o bien, si no le queda más remedio, se enfrenta a ella, pero no de la manera adecuada.

Así, al haber anticipado que lo va ha a hacer mal, su nivel de ansiedad sube, dándose todos los síntomas comentados en el apartado anterior. Éstos aumentarán cuanto más nerviosa se ponga la persona, convirtiéndose en un círculo vicioso. Además, suelen focalizar en su atención en cómo lo hacen y en los síntomas que tienen, por lo que también hacen que éstos aumenten, poniéndose cada vez más y más nerviosos.

En conclusión, la situación social se vuelve muy desagradable, quedándose la persona con que lo hace muy mal y que no es capaz de enfrentarse a ella de una manera adecuada, por lo que para la próxima volverá a ponerse nervioso y a anticipar negativamente.



Por lo general se suelen ver pocas personas así en la consulta del psicólogo ¿Porqué?

A pesar de que al menos 10 de cada 100 personas adultas lo padecen o lo han padecido en algún momento de su vida, pocas se atreven a acudir a terapia. En primer lugar, si les cuesta el hablar con desconocidos, tanto más el ir a hablar de sus miedos con alguien con quien no tienen confianza. 



En segundo lugar, y eso es lo más triste, es que muchas veces se piensa que es una manera de ser que no se tiene más remedio que aceptar, y eso es una creencia errónea muy presente en personas con este tipo de fobia. Son personas que permanecen aisladas del mundo y que muchas veces no se atreven a cambiar, creyendo que son los únicos a los que les pasa y que es algo permanente.


¿Se puede tratar?

Claro que se puede tratar y solucionar. Las personas con fobia social que acuden a terapia son capaces al final de interactúar con otros sin ponerse nerviosos, de mantener conversaciones con desconocidos..., de llevar, en suma, una vida normal donde se sientan cómodos y puedan hacer lo que deseen sin que el miedo al qué dirán o a la evaluación de los demás se lo impida.