miércoles, 22 de julio de 2015

Indefensión aprendida. Cuando nos creemos incapaces de mejorar la situación

Existe un fenómeno en psicología llamado indefensión aprendida. ¿En qué consiste?

Fue descubierto por Martin E.P. Seligman al hacer un estudio con animales. Al aplicarles descargas ocasionales, observó que podían actuar razonablemente bien, si les era posible afrontar las descargas haciendo algo para evitarlas, como presionar una palanca.
Sin embargo, si aprendían que nada de lo que hagan les ayuda a evitar las descargas, terminaban finalmente indefensas, se rindiéndose y manifestando un equivalente animal a la depresión.


Este fenómeno también se da en humanos. Aquí podemos ver un vídeo en el que se crea este mismo fenómeno en un grupo de adolescentes.



Se observa cómo si ven que han fracasado en los dos primeros intentos de formar palabras nuevas no se verán capaces de afrontar la tercera palabra, porque por mucho que se esfuercen, no hay solución. Así, que se quedan quietos y no hacen nada, aun cuando son perfectamente capaces de hacer el ejercicio que se les pide.

Sin embargo, hay un matiz importante. Así, no influye tanto la situación en sí como la atribución que hagamos de ésta. Pongamos un ejemplo:

Antonio trabaja en una empresa desde hace tiempo. Es un trabajo fijo y estable, que le da para vivir con comodidad, pero en el que no se siente contento. Le parece un trabajo rutinario y aburrido, teniendo mucha más carga de la que es capaz de soportar. Tiene continuos enfrentamientos con su jefe, ya que no están de acuerdo a la hora de como hacer las cosas. Podemos concluir que Antonio tiene motivos para encontrarse mal. Sin embargo puede enfocarlo de dos maneras:

  • Pensar que no tiene solución, que tal y como están las cosas, le va a ser imposible el poder cambiar de trabajo y mucho menos el poder dejar el que ya tiene. Que está abocado a una vida llena de días iguales, uno detrás de otro, sin poder hacer nada para remediarlo. De modos que va de su casa al trabajo y del trabajo a casa. Como lo está pasando mal deja de quedar con la gente y de hacer cosas que le gustan. Toda su vida se reduce al trabajo y lo mal que se siente en él. Como ya ha intentado algunas cosas y no puede mejorar la situación, lo mejor es no hacer nada.



  • Reconocer que la situación no es buena, pero darse cuenta de que son muchas las cosas que puede hacer para cambiarla o mejorarla en lo posible. Así, puede darse cuenta de que su vida no es sólo su trabajo y que puede enriquecerla con cosas que le llenen y que le gusten ( su familia, amigos, aficiones...etc). También pude intentar habar con otros jefes y proponer sus ideas, aprender a decir las cosas a su jefe de la manera adecuada para que las conversaciones no acaben en una pelea, o proponer una distribución más equitativa del trabajo. 


    Darse cuenta de que aunque es complicado el cambiar de trabajo no pierde nada por intentarlo y buscar en otros sitios, que puede descubrir que es lo que se está pidiendo para el trabajo de sus sueños y estudiarlo, de cara a poder cambiar con más facilidad en un futuro, o incluso, si la situación es ya muy mala, ahorrar y dejar el trabajo que tiene para formarse en otra cosa, abrir un negocio...etc. Y sobre todo, que aunque algunas de éstas cosas no funcionen ( no le cojan en la oferta de trabajo a la que sea apuntó, por ejemplo), no significa que no puedan funcionar en otro momento ( que le cojan en una tercera empresa ) u otras que pueda probar.

El ejemplo es muy simplista pero ilustra muy bien lo que quiero explicar.

Si enfocamos la vida como en el primer punto, cada vez nos iremos deseperanzando más, siendo ésta una característica de las personas con depresión. No ven ninguna salida, se quedan quietos porque creen erróneamente que no hay solución y que hagan lo que hagan no va a servir para nada.

Sin embargo, si tenemos un afrontamiento más activo, si intentamos ver de qué manera podemos mejorar una situación ( si es que ésta no se puede solucionar) o, incluso, de que manera podemos afrontar una situación negativa, la percepción que tenemos de nosotros mismos será mucho más positiva, viéndonos capaces de afrontarla.

Está claro que no podemos garantizar que Antonio vaya a encontrar la solución perfecta en alguna de las sugerencias que he dicho, pero si que podemos decir que estará haciendo algo no ya sólo por mejorar su situación laboral, sino también su estado de ánimo.

En conclusión, no podemos evitar el tener problemas, pero si que podemos elegir cómo nos enfrentamos a ellos. Está en nuestras manos.

Jorge Bucay nos ilustra este fenómeno con un cuento. Que lo disfruteis 


martes, 14 de julio de 2015

Fobia a la sangre, inyecciones o daño

Aunque ya he hablado de las fobias en una entrada anterior ( puedes leerla pinchando aquí ) , me parece bastante interesante el detenerme en un subtipo de ellas que reúne unas características específicas, como es el miedo a las inyecciones, la sangre y/o las heridas.

Si bien en el resto de éstas se da una respuesta de incremento de la activación corporal, con síntomas de ansiedad y nerviosismo, en este tipo de fobia, la reacción es contraria, dándose lo que se llama un síncope vasovagal.



 ¿En qué consiste esta respuesta?¿Qué es el síncope vasovagal?

Cuando algo nos asusta o nos pone nerviosos, la respuesta normal de ansiedad es que el corazón nos lata más rápido y que respiremos más agitadamente, por lo que se da un aumento súbito de nuestra presión sanguínea.

En personas con este tipo de respuesta se produce una hiperreacción que intenta compensar este aumento de presión sanguínea, bajándola de golpe. Esto produce que llegue menos sangre al cerebro y que se de la sensación de mareo e incluso podamos llegar a desmayarnos .




¿Es hereditaria?

Otro dato interesante es que parece tener un mayor componente hereditario que otro tipo de fobias, llegando a haber estudios que hablan de que un 61% de los familiares de personas con esta fobia tenía algo similar aunque más moderado.

¿Se puede tratar?

Se puede tratar y superar. El tratamiento consiste en entrenar, bajo supervisión del psicólogo en tensión a la persona para que evitar que se de la respuesta de mareo.



¿Cuándo debe tratarse?

Cualquier persona que quiera evitar estos síntomas puede tratarlos y superarlos.

Por lo general, se suele tratar con más frecuencia en personas a las que esta respuesta está influyendo en su día a día, ya sea por problemas médicos ( por ejemplo, una persona con diabetes que deba administrarse la insulina mediante un pinchazo todos los días) o laborales (por ejemplo, un médico o una enfermera que deban enfrentarse a la sangre en su trabajo).

No obstante, también hay personas a las que, aunque no les afecte tan directamente, que quieren enfrentarse a este problema de cara a posibles pruebas médicas que necesiten realizarse a lo largo de su vida, evitando así el desmayarse o entrar en un estado de tensión cada vez que el médico les quiera hacer un análisis de sangre. No es infrecuente el que personas que lo sufran eviten el hacerse determinadas pruebas con el consiguiente riesgo para la salud que ello conlleva.

En conclusión, aunque parezca algo inevitable, es una respuesta mucho más normal de lo que nos imaginamos, pero con la que se puede trabajar y tratar, llegando a controlarla. El que queramos hacerlo o no, depende sólo de nosotros.

miércoles, 8 de julio de 2015

Depresión infantil


Tendemos a identificar la depresión como un problema adulto, que los niños no pueden sufrir. Sin embargo, y por desgracia, los niños no están exentos de presentarlo, llegando a hablarse de que un 3% de la población infantil puede llegar a tenerla, aumentando este porcentaje con la edad.
Ya hablé de la depresión adulta en otra entrada de este blog ( puedes consultarla aquí ) , por lo que ahora voy a centrarme en la infantil.

¿Se diferencia la depresión del niño con la del adulto?

Sí, los síntomas son algo diferentes, dependiendo de la edad del niño.


¿A qué debo prestar atención?

Hay tres aspectos claves:
  1. Tristeza y pérdida de interés por cosas que antes encontraba placenteras.
  2. Esta tristeza pude no ser evidente y manifestarse por irritabilidad o explosiones de genio ante sucesos triviales,o bien insultos, peleas o derrumbarse por nimiedades
  3. Los síntomas y como se expresan, varían con la edad:
Niños pequeños, menores de seis años

  • Irritabilidad (rabietas, conductas destructivas)
  • Menos juegos con amigos
  • Problemas con las comidas
    • Pérdida de apetito
    • No ganancia de peso.
    • Pérdida de peso.
    • Engullir la comida
  • Cambios en el patrón de sueño
    • Pesadillas
    • Terrores nocturnos
    • Resistencia a irse a la cama
    • Insomnio.
  • Menos actividad física.
  • Sentimientos negativos
    • Calificarse a si mismo como “tonto”
    • Preocupación por el castigo.
    • Preocupación por el fracaso.
  • Autoagresiones
    • Arañazos
    • Golpes en la cabeza
    • Tragarse objetos

Niños mayores ( 6 a 12 años)
  • Tristeza
  • Aburrimiento
  • Problemas con las comidas ( por exceso o por defecto)
  • Problemas de sueño
  • Sentimientos negativos
    • Baja autoestima
    • Autodesprecio
  • Problemas atencionales
  • Ideas, planes e intentos de suicidio

Adolescentes (13 a 18 años)
  • Estado de ánimo triste e irritable
    • Tristeza
    • Variabilidad en el ánimo
    • Irritabilidad ( malhumor, ira y rebeldía)
  • Pasotismo
  • Problemas con la comida
    • Pérdida de apetito, pérdida de peso
    • Comer en exceso, obesidad
  • Insomnio o hipersomnia ( dormir demasiado)
  • Cansancio, fatiga, falta de energía.
  • Sentimientos negativos
    • Preocupación por la imagen corporal
    • Baja autoestima
    • Autodesprecio
  • Menos pensamiento abstracto, indecisión
  • Ideas, planes e intentos de suicidio


¿Cuándo debo empezar a preocuparme?

Los niños, al igual que los adultos tienen periodos de tiempo en los que estarán más o menos tristes por los acontecimientos de su día a día. Eso es totalmente normal y forma parte del desarrollo emocional del niño.
Sin embargo, cuando este estado se alarga en el tiempo ( más de dos semanas) conviene empezar a prestarle más atención.



¿Estos síntomas desaparecen con el tiempo?

No, si realmente el niño tiene este trastorno, con el paso del tiempo no mejorará por si solo.
Así, si la depresión no es tratada a tiempo y de la manera adecuada, ésta puede afectar al desarrollo de las habilidades sociales, emocionales , cognitivas e interpersonales del niño, y a los vínculos afectivos entre padres e hijos.


¿Qué debo hacer si sospecho que mi hijo está deprimido?

Acudir a un especialista que le pueda evaluar y tratar de la manera adecuada generando además pautas específicas para los padres, de manera que le puedan ayudar de la mejor manera posible.






viernes, 3 de julio de 2015

Hipnosis clínica, mitos y realidades

La hipnosis es una técnica usada en la psicología y que en algunos aspectos puede ser muy eficaz.
Sin embargo, el que haya sido utilizada en otros contextos ( espectáculos, donde los hipnotizados hacen las más variopintas actuaciones, por ejemplo) hacen que haya perdido credibilidad y que todos la afrontemos con algo de reticencia.


¿Qué hay de verdad o no en lo que hemos visto en los espectáculos, en las películas?

Hay muchos mitos acerca de ella. Iremos analizándolos uno a uno:
  • Es una forma de sueño en la que no te enteras de nada y en la que la persona que te hipnotiza puede hacer contigo lo que quiere
    Falso. Nadie pierde la conciencia estando hipnotizado, de hecho, la persona posteriormente recuerda todo lo que se ha hecho y nunca, repito, nunca, haría nada que no quiera. Es más una colaboración entre hipnotizador e hipnotizado que un control sobre la mente de la persona.



  • Puedo quedarme “colgado”
    Falso. Cuando se hipnotiza a alguien si que es verdad que es el propio hipnotizador el que le saca de es estado, pero todos seríamos perfectamente capaces de salir por nosotros mismos si así lo queremos. Nunca perdemos el control y si seguimos hipnotizados es porque queremos, no porque nos obliguen.

  • La persona hipnotizada no puede mentir
    Falso también. La persona controla aquello que dice.

  • La persona hipnotizada hará todo lo que el hipnotizador le pida
    Falso. Si la persona no quiere, no lo hará. En terapia se habla antes de lo que se va hacer y, siempre y cuando la persona esté de acuerdo se trabaja mediante hipnosis.


  • Supone la pérdida del control
    Falso. Nadie hipnotizado haría algo que no haría estando despierto.

  • Es peligrosa
    En absoluto, es una técnica totalmente inocua, que no deja ninguna secuela.

  • Crea dependencia
    Falso. Nadie se vuelve dependiente de ella. Es una técnica más como otras muchas usadas que tiene un fin determinado.

¿Qué es entonces la hipnosis?

Es un estado de consciencia en el que podemos focalizar la atención de una manera más elevada que en cualquier otro estado, permitiendo el poder trabajar determinados ámbitos de una manera más rápida y eficaz.


¿Para qué puede usarse?

Como decía, es una técnica más que se utiliza para trabajar en diferentes casos. Yo en terapia la aplico a diferentes personas ( siempre y cuando éstas estén de acuerdo) con buenos resultados, sobre todo en casos de ansiedad o de dolor crónico (no cura la dolencia, pero puede ayudar a reducir la sensación de dolor).

¿Se puede hipnotizar a todo el mundo?

Antes de hipnotizar, hay que evaluar a la persona y ver hasta que punto esta técnica será eficaz o no con ella, al igual que el médico nos evalúa antes de ponernos uno u otro tratamiento. Hay personas a las que es más fácil hipnotizar que a otras, existiendo incluso algunas a las que no se les puede hacer entrar en este estado. Depende de muchas variables, pero no de la inteligencia o credulidad de las personas, siendo ésta una creencia errónea muy extendida.

¿Es una técnica mágica que sirve para todo?

Ni mucho menos, pero esto no quiere decir que no sea eficaz. Como todo, usada de la manera adecuada y en situaciones que lo requieran, puede ser muy útil.
Hay que desconfiar, por tanto de quienes la vendan como una cura para todo, al igual que desconfiamos de aquel anuncio en el que nos prometen la pastilla mágica que curará todos nuestros males.