Es un término bastante corriente, pero
¿conocemos realmente que es un ataque de ansiedad?
Nuestro cuerpo está preparado para
reaccionar ante una situación de peligro, o que nosotros
consideremos amenazante. Así, nos preparamos para actuar, haciendo
que el corazón lata más rápido, para que lleguen más sangre y
oxígeno al cerebro y a los músculos, nuestra tasa de respiración
aumente, ya que necesitamos ese aporte extra de oxígeno, los
músculos se ponen en tensión..etc. Es decir, nuestro cuerpo se
prepara para actuar.
Si la amenaza es real y el nivel de
activación se corresponde con el de la amenaza, no hay ningún
problema, actuamos en consecuencia. Éste surge cuando esta respuesta
se dispara en situaciones que no consideramos una amenazantes, o
empieza a dispararse en situaciones que antes no lo eran, dando lugar
a una activación desproporcionada, creándose el ataque de pánico.
Los síntomas son:
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración
- Temblores o sacudidas
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de atragantarse.
- Opresión o malestar torácico.
- Nauseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareo o desmayo.
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo)
- Miedo a perder el control o a volverse loco.
- Miedo a morir.
- Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
- Escalofríos o sofocaciones.
No a todo el mundo le dan los mismos
síntomas, depende de la biología de cada persona. En lo que sí que
coinciden todos es en que es un momento muy desagradable y aterrador.
Hay incluso quien lo confunde con un ataque al corazón.
Como se ha pasado tan mal, solemos
estar más activados y alerta por si se vuelve a producir, acción
que consigue justo el efecto contrario al deseado, aumentando
probabilidad de que se de un nuevo ataque. Se entra así en un
círculo vicioso del que es difícil salir.
No obstante, hay tratamientos eficaces
que pueden hacer que controlemos nuestra ansiedad de la manera
adecuada y que no sea ésta la que condicione nuestras vidas, sino
nosotros la que la controlemos a ella.
Tan sólo hay que dar el primer paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario