miércoles, 4 de febrero de 2015

Control de la ira. Cuando los enfados pueden ser un problema.

Todo el mundo nos enfadamos en un momento u otro de nuestra vida. Y ésta es una conducta adaptativa, nos permite el cambiar aquello que nos molesta o que consideramos injusto. El problema está en que muchas veces, este enfado se da en situaciones que no tendrían porqué generar esta respuesta o, aunque éste esté justificado, es desproporcionado con aquello que nos ha enfadado, tanto en duración como en intensidad.

Es aquí cuando se habla de problemas de ira o de control del enfado. Muchas veces la persona que lo sufre no se da cuenta de ello, y es porque las consecuencias a corto plazo son muy positivas. Todo el mundo a mi alrededor empieza a temer mi reacción, por lo que intentarán no contrariarme, saliendo mi actitud muy reforzada. Empezarán a decir que tengo muy mal genio y nos diremos a nosotros mismos que soy así, y que no tengo porqué cambiar.

Sin embargo, las consecuencias a medio largo plazo, no son tan positivas, más bien al contrario, como pueden ser un deterioro en nuestras relaciones con los demás ( a nadie le gusta que se le trate mal), problemas laborales, incompatibilidad con situaciones que requieran paciencia, sentimientos negativos hacia uno mismo ( cuando estamos tranquilos no estamos orgullosos de nuestro comportamiento)...etc.



Uno de los principales problemas a la hora de enfrentarnos a este problema es que la persona no suele tener conciencia del problema. Se habla de diferentes etapas por las que se pasa hasta que se de lugar el cambio.

  • Precontemplación
No hay conciencia del problema ni intención de cambiar. Dentro de esta fase se puede distinguir entre:
  • Acontemplación
Hay un desconocimiento total del problema. Todavía no le han llegado mensajes negativos de su entorno.
  • Anticontemplación
La persona se resiste al cambio. La culpa siempre es de los demás o de la situación, considerando que no tienen nada que cambiar.

  • Contemplación
La persona valora los pros y los contras de cambiar pero no hay un compromiso firme de hacerlo.



  • Preparación
La persona ha tomado la decisión de cambiar y da pasos activos para provocarlo.

  • Acción
La persona está en proceso de cambio dedicando esfuerzo, interés y tiempo en ello.

  • Mantenimiento
El cambio se mantiene en el tiempo.



Tenemos que darnos cuenta de que si hay una persona con este tipo de problemas en nuestro entorno debemos hacerle ver cómo su comportamiento nos está afectando, tanto a nosotros como a los demás, ya que es la única manera de que tomen conciencia de que existe un problema y se planteen el empezar a cambiarlo. Además, conviene el sugerirles que si no son capaces de controlarlo, que acudan a un especialista. Aquí doy pautas para ello.

Si nosotros mismos nos hemos visto reflejados en estas conductas alguna vez conviene plantearnos hasta que punto el enfado controla nuestra vida. Por lo general, estos enfados van dirigidos a las personas que más queremos ¿Realmente se merecen que las tratemos así? Porque podemos disculparnos después, intentar compensar, pero el daño ya está hecho.

Es hora de aprender a controlarnos ¿En qué fase te encuentras?

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