Todo
el mundo nos enfadamos en un momento u otro de nuestra vida. Y ésta
es una conducta adaptativa, nos permite el cambiar aquello que nos
molesta o que consideramos injusto. El problema está en que muchas
veces, este enfado se da en situaciones que no tendrían porqué
generar esta respuesta o, aunque éste esté justificado, es
desproporcionado con aquello que nos ha enfadado, tanto en duración
como en intensidad.
Es
aquí cuando se habla de problemas de ira o de control del enfado.
Muchas veces la persona que lo sufre no se da cuenta de ello, y es
porque las consecuencias a corto plazo son muy positivas. Todo el
mundo a mi alrededor empieza a temer mi reacción, por lo que
intentarán no contrariarme, saliendo mi actitud muy reforzada.
Empezarán a decir que tengo muy mal genio y nos diremos a nosotros
mismos que soy así, y que no tengo porqué cambiar.
Sin
embargo, las consecuencias a medio largo plazo, no son tan positivas,
más bien al contrario, como pueden ser un deterioro en nuestras
relaciones con los demás ( a nadie le gusta que se le trate mal),
problemas laborales, incompatibilidad con situaciones que requieran
paciencia, sentimientos negativos hacia uno mismo ( cuando estamos
tranquilos no estamos orgullosos de nuestro comportamiento)...etc.
Uno
de los principales problemas a la hora de enfrentarnos a este
problema es que la persona no suele tener conciencia del problema. Se
habla de diferentes etapas por las que se pasa hasta que se de lugar
el cambio.
- Precontemplación
No
hay conciencia del problema ni intención de cambiar. Dentro de esta
fase se puede distinguir entre:
- Acontemplación
Hay
un desconocimiento total del problema. Todavía no le han llegado
mensajes negativos de su entorno.
- Anticontemplación
La
persona se resiste al cambio. La culpa siempre es de los demás o de
la situación, considerando que no tienen nada que cambiar.
- Contemplación
La
persona valora los pros y los contras de cambiar pero no hay un
compromiso firme de hacerlo.
- Preparación
La
persona ha tomado la decisión de cambiar y da pasos activos para
provocarlo.
- Acción
La
persona está en proceso de cambio dedicando esfuerzo, interés y
tiempo en ello.
- Mantenimiento
El
cambio se mantiene en el tiempo.
Tenemos
que darnos cuenta de que si hay una persona con este tipo de
problemas en nuestro entorno debemos hacerle ver cómo su
comportamiento nos está afectando, tanto a nosotros como a los
demás, ya que es la única manera de que tomen conciencia de que
existe un problema y se planteen el empezar a cambiarlo. Además,
conviene el sugerirles que si no son capaces de controlarlo, que
acudan a un especialista. Aquí doy pautas para ello.
Si
nosotros mismos nos hemos visto reflejados en estas conductas alguna
vez conviene plantearnos hasta que punto el enfado controla nuestra
vida. Por lo general, estos enfados van dirigidos a las personas que
más queremos ¿Realmente se merecen que las tratemos así? Porque
podemos disculparnos después, intentar compensar, pero el daño ya
está hecho.
Es
hora de aprender a controlarnos ¿En qué fase te encuentras?
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